Calidad del ambiente interno (CAI). Síndrome del
Edificio Enfermo
Actualmente no cabe duda de la
importancia de la calidad del aire interior como consecuencia de la
permanencia, cada vez mayor, de la población en ambientes cerrados, ya sea por
motivos laborales, sanitarios o de ocio. En el caso concreto de los edificios
de oficinas, el aire interior puede estar contaminado, además de por la
contaminación procedente del exterior, por la presencia de microorganismos y
otros contaminantes de origen biológico, y por los contaminantes químicos
procedentes de los materiales de construcción y decoración, del empleo de
productos de consumo (por ejemplo, productos de limpieza y desinfección,
odorizadores, plaguicidas, pinturas, adhesivos, etc.), de los procesos de
combustión (por ejemplo en cocinas y calderas de calefacción), y de la
utilización creciente de equipos y materiales de oficina en estos ambientes
En los ambientes internos (ambientes donde
se controlan ciertas condiciones por equipos de climatización) los trabajadores
están expuestos a estos diversos factores de riesgo químico, físico, microbiológico,
disergonómico y psicosocial.
Se define como Calidad de Ambiente
Interior al conjunto de condiciones ambientales existentes en un recinto
cerrado, instalación y/o edificación. Este concepto es exclusivamente aplicable
a edificios de oficinas excluyendo otro tipo de instalaciones. Cualquier
condición ambiental que rodee un puesto de trabajo es susceptible de ocasionar
problemas más o menos graves a los trabajadores de un determinado lugar de
trabajo. Los principales factores ambientales que influyen en la calidad del
entorno laboral son:
• El ambiente térmico.
• La calidad del aire.
• El ruido y las vibraciones
ambientales.
• La iluminación del puesto de
trabajo.
En la siguiente imagen se puede observar
los diversos factores que determinan la calidad del ambiente interno. Todos
ellos pueden verse influidos por factores externos e internos.
Ambiente
térmico/confort térmico
El ambiente térmico es un factor
ambiental que comprende diversas variables (temperatura, humedad, velocidad del
aire, actividad física, etc.) que pueden provocar una gran diversidad de
sensaciones térmicas en los trabajadores. Es un factor subjetivo, por lo que suele
ser muy complicado encontrar un punto de confort térmico común para todos los
trabajadores que comparten un lugar de trabajo.
En la siguiente imagen se puede observar
los diversos factores que determinan el ambiente térmico.
Se pueden realizar auditorías de Calidad del
Ambiente Interior. Las mismas tienen como objeto controlar la
exposición de las personas que se produce dentro de los edificios a los contaminantes
químicos, microbiológicos y condiciones físicas que pongan en riesgo nuestra
salud y confort. Adicionalmente, obliga a un estudio de los sistemas de
climatización, que en muchos casos actúan como amplificadores de la
contaminación exterior.
Confort
acústico
El ruido y las vibraciones son
factores ambientales físicos presentes en las oficinas. Es poco habitual que el
ruido se produzca a niveles que puedan producir daños auditivos, si bien puede
resultar muy molesto y dificultar la concentración, la atención en el trabajo y
las conversaciones. Aparte de la intensidad sonora y de la frecuencia, la
apreciación del ruido va a depender de las características individuales y de la
complejidad de la tarea. Respecto a las vibraciones, es uno de los factores
menos estudiados y en ocasiones puede resultar complicado identificar su
procedencia
Confort
visual
La iluminación, aunque
aparentemente es un factor fácil de identificar y de valorar, tiene una gran
complejidad, especialmente para conseguir una adecuada intervención en caso de
que no estén correctamente diseñados los lugares y puestos de trabajo. Todos estos
factores de riesgo ambiental en su conjunto, o a veces por separado, pueden
generar molestias importantes a los trabajadores e incluso afecciones graves
para su salud. Por ello, es muy importante encontrar la armonía entre todos
ellos para alcanzar una Calidad del Ambiente Interior saludable y confortable.
Calidad
de aire
El grado de
contaminación presente en ambientes interiores es la causa de muchos de los
múltiples problemas de variada naturaleza que pueden abarcar desde una simple fatiga
o incomodidad, hasta síntomas compatibles con alergias, enfermedades respiratorias,
infecciones y cáncer, entre otras. Existen instituciones como la Agencia de
Protección del Medioambiente (EPA) y la Agencia Federal de Salud e Higiene Ocupacional
(OSHA) que tienen en su haber métodos estándares para el muestreo y monitoreo
de factores de riesgo dentro de las instalaciones que puedan afectar la salud
de los operarios y empleados en general dedicadas a aspectos relacionados a la
salud e higiene industriales en ambientes ocupacionales e instituciones.
Según
estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense los niveles
de contaminación en ambientes cerrados pueden llegar a ser de 10 a 100 veces más
elevados que las concentraciones exteriores, lo cual aunado a las condiciones operativas
no adecuadas de sistemas de ventilación y recirculación de aire, refrigeración y/o
calefacción, hacen prever un problema potencial de la calidad del aire dentro de
dichos espacios.
La mayoría de edificios
industriales, comerciales y de oficinas, cualquiera que sea su tamaño, disponen
de sistemas mecánicos de suministro de aire fresco el cual puede ser filtrado,
calentado o enfriado y en ocasiones humidificado. En estos equipos se pueden
dar las condiciones idóneas para el crecimiento y dispersión de los
microorganismos o agentes biológicos. Los microorganismos son transportados por
el agua destinada a la humidificación, por el agua de la red general de la
ciudad (este agua es potable, pero eso no implica que sea estéril), o por el agua
proveniente de pozos. También son transportados por el aire exterior que
contiene polen, esporas fúngicas, bacterias, o por el aire reciclado que aporta
los aerosoles generados por las personas que ocupan los edificios.
Si las condiciones son favorables a su desarrollo, es decir,
disponen de elementos nutritivos y el pH y la temperatura son los adecuados,
los microorganismos proliferan, produciendo desechos que pueden ser utilizados
como substrato por otros agentes biológicos, permitiendo así el asentamiento de
nuevas especies. La naturaleza del sistema de ventilación/climatización juega
un papel preponderante en el riesgo de proliferación microbiológica, en su
transferencia al ambiente y en su inhalación por parte de las personas
expuestas.
Calidad
de aire: VOC (compuestos orgánicos volátiles)
En
ambientes exteriores e interiores los vapores y contaminantes gaseosos
orgánicos (VOC Volatile Organic
Compounds) e inorgánicos aparecen en diferentes concentraciones
disueltos en el aire siendo los más habituales el O3, NOX, SO2,
CO y CO2. Los efectos de estos gases más frecuentes sobre la salud
son problemas respiratorios, asma, reducción de la función pulmonar y otras
enfermedades pulmonares, el aumento de la propensión a contraer infecciones del
sistema respiratorio así como irritación ocular, mareos y falta de
concentración.
Gran parte de los materiales de construcción utilizados
en un edificio, así como el mobiliario, accesorios y elementos de decoración y
acondicionamiento, pueden emitir productos químicos que en determinadas
condiciones pueden afectar a la salud y el bienestar de sus ocupantes.
Los equipos de oficina pueden ser fuentes potenciales de
contaminantes químicos, pudiendo emitir principalmente compuestos orgánicos
volátiles (COV), compuestos orgánicos semivolátiles (COSV), ozono y partículas
de diversa naturaleza. Las emisiones de estos equipos van a depender
fundamentalmente del modelo del equipo, del modo de funcionamiento (incluyendo
el número de páginas por minuto impresas en el caso de las fotocopiadoras y de
las impresoras), de los materiales empleados en su fabricación (componentes plásticos,
placas de circuito impreso, retardantes de llama, etc.) y utilización (tóner,
papel), y de su estado de mantenimiento. Por otro lado, el riesgo de exposición
de los trabajadores dependerá principalmente del nivel de ventilación (esto es,
de la renovación del aire del local), de la frecuencia de uso de los equipos y
de su proximidad a los mismos.
En la siguiente tabla se muestran los compuestos orgánicos
volátiles emitidos por las impresoras, fotocopiadoras y computadoras
Entre los COV más frecuentes emitidos
por estos equipos destacan: hidrocarburos aromáticos (benceno, etilbenceno,
clorobenceno, tolueno, estireno, xilenos y otros derivados del benceno),
hidrocarburos alifáticos (dodecano, hexadecano), hidrocarburos clorados
(tricloroetileno, tetracloroetileno) y aldehídos como el formaldehído. Los COV
emitidos suelen proceder principalmente de la descomposición de los componentes
del tóner cuando éste es sometido a elevadas temperaturas durante el proceso de
impresión, y varían en función de su composición. No obstante, también existen
otras fuentes, como el papel empleado, las placas de circuito impreso, los
materiales utilizados para la fabricación de los componentes plásticos y los
disolventes con los que se efectúa su limpieza, los cuales pueden estar
integrados en el equipo.
En cuanto a las impresoras de inyección
de tinta, la emisión de COV, procedentes principalmente de los solventes de la
tinta, es considerablemente inferior a la de las fotocopiadoras y las
impresoras láser, lo cual puede ser debido a que la temperatura de
funcionamiento es mayor en éstas últimas, ya que el tóner requiere temperaturas
más elevadas para que tenga lugar la fusión, lo cual favorece y aumenta la
volatilización de estos compuestos. Las mayores emisiones han sido obtenidas
para tolueno, benceno, etilbenceno, benzaldehído, o-xileno, estireno,
hexadecano y acetofenona. En el caso de los ordenadores, las emisiones de COV
suelen ser inferiores a las de los equipos anteriormente indicados, destacando
fenol, tolueno, 2-etil-1-hexanol, formaldehído y xilenos. En términos
generales, la liberación de COV por los equipos de oficina puede generar
molestias olfativas y está asociada a una serie de síntomas inespecíficos y
típicos del Síndrome del Edificio Enfermo, tales como cefaleas, náuseas,
malestar general e irritaciones dérmicas, oculares y del tracto respiratorio
superior.
Calidad
de aire: Partículas
En los ambientes interiores se puede encontrar
material particulado debido a la contaminación atmosférica... Se trata de una mezcla de partículas
sólidas de sustancias orgánicas e inorgánicas, de muy pequeño tamaño (micras)
que se encuentran dispersas en la atmósfera. El material particulado afectan a
más personas que cualquier otro contaminante y sus principales componentes son
los Sulfatos, Nitratos, Amoníaco, Sulfatos, Nitratos, Carbón y polvo de
minerales. Se clasifican en función de su diámetro aerodinámico:
- PM:
Partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 10 μm.
- PM:
Partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 2,5 μm.
Estas
últimas suponen mayor peligro porque, al inhalarlas, pueden alcanzar las zonas
periféricas de los bronquiolos y alterar el intercambio pulmonar de gases. La
exposición crónica a las partículas aumenta el riesgo de enfermedades
cardiovasculares, respiratorias, cáncer de pulmón y enfermedades del sistema
reproductor. En los
países en desarrollo, la exposición a los contaminantes derivados de la
combustión de combustibles sólidos, aumenta el riesgo de infección aguda
en las vías respiratorias inferiores, también pueden ser un importante factor
de riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de pulmón
entre los adultos.
Calidad
de aire: Bioaerosoles
Agentes biológicos
Para producir una enfermedad, un agente biológico debe estar presente
en un ambiente (reservorio), llegar a ser abundante (amplificación) y pasar al
aire en estado infectivo (diseminación). El reservorio, amplificador y
diseminador para los parásitos obligados, es el huésped (personas o animales
infectados). El agente se mantiene a nivel subclínico en un huésped en el que
no se manifiesta la enfermedad. El paso a otro huésped más susceptible puede
desencadenar el incremento en número del agente, produciéndose entonces la
enfermedad. Su posterior diseminación ocurre con el paso de los aerosoles
generados con el habla, la tos o los estornudos al ambiente, donde deberá
encontrar un nuevo huésped o morirá. Los reservorios de los parásitos
oportunistas son aquellos lugares que contienen suficientes nutrientes para
mantener los microorganismos tanto en sus formas vegetativas como en sus formas
resistentes (esporas).
La
proliferación de estos agentes tiene lugar cuando las condiciones pasan a ser
las adecuadas para su libre desarrollo, por ejemplo un aumento de los nutrientes,
una variación en la temperatura o en el pH del medio, etc. Normalmente
la diseminación requiere de alguna acción que altere los reservorios, por
ejemplo el flujo de aire, la pulverización del agua o la limpieza de los
mismos.
El hecho de que aparezca una
enfermedad dependerá de varios factores, entre los que destacan la virulencia
del agente biológico, la cual está genéticamente controlada, y la inmunidad de
la persona. La virulencia está asociada a la especie y pueden existir
diferentes grados de virulencia entre cepas de una misma especie. Por ejemplo,
la inhalación de un bacilo de la tuberculosis puede desencadenar la enfermedad,
mientras que en otras especies, para que la enfermedad aparezca, se requiere
que el agente alcance una concentración elevada. El sistema inmunitario, por su
parte, constituye un auténtico mecanismo de defensa frente a las enfermedades
causadas por los agentes biológicos. Pero es en las personas con enfermedades de
los sistemas inmunes o sometidos a tratamientos inmunosupresores, en las que se
manifiestan enfermedades provocadas por agentes biológicos que en personas
sanas no aparecerían.
Se distinguen dos tipos
fundamentales de patología causada por agentes biológicos relacionadas con los
sistemas de ventilación/climatización:
· Manifestaciones de tipo alérgico que
comprenden asma, rinitis, conjuntivitis, neumonías hipersensitivas, fiebre de
los humidificadores o fiebre del lunes. Dichas afectaciones han sido atribuidas
a diversos microorganismos entre los que se pueden destacar las bacterias
filamentosas (Thermoactinomyces vulgaris, Micropolyspora faeni); los bacilos
Gram negativo (Pseudomonas, Klebsiella, Enterobacter, Escherichia coli); los
hongos (Penicifflum, Aspergillus, Altemaria) y los protozoos (Naegleria gruberi,
Acanthoameba).
· Enfermedades infecciosas, siendo las
más representativas la Enfermedad del Legionario y la Fiebre de Pontiac. El
agente causal de ambas enfermedades es una bacteria (Legionella pneumophila) y
su diferencia a grandes rasgos estriba en que la primera es una neuropatía
aguda y en ocasiones mortal mientras que la segunda, más benigna, se
caracteriza por un síndrome pseudogripal. No se conoce por qué esta bacteria
causa dos enfermedades con cuadros clínicos diferentes, aunque se especula con
la teoría de que la fiebre de Pontiac es una reacción hipersensitiva a las
amebas infectadas por Legionella pneumophila.
En
la siguiente tabla se muestran las fuentes de algunos microorganismos
El síndrome del edificio enfermo
Existe toda una serie de trastornos que, a la vez, hacen
referencia a diversos síntomas y a las condiciones de los edificios, y se
relacionan con la irritación de las membranas mucosas, dolor de cabeza, y
fatiga por causas desconocidas; conjunto de síntomas que actualmente se
denomina «síndrome del edificio enfermo» (SBS, del inglés «sick building
syndrome»). En los individuos que presentan este grupo de síntomas, no suelen
encontrarse asociados con signos físicos y/o la positividad de determinadas
pruebas de laboratorio. Otra cuestión de naturaleza distinta son las enfermedades
relacionadas con los edificios, que son menos frecuentes, pero a menudo más
graves, y van frecuentemente acompañadas de signos físicos y hallazgos de
laboratorio. Las enfermedades relacionadas con los edificios incluyen:
enfermedades por hipersensibilidad (como la neumonía por hipersensibilidad, la
fiebre del humidificador, el asma y la rinitis alérgica), infecciones (como la
legionelosis), unas y otras asociadas con la exposición a bioaerosoles y que se
comentan más adelante, y síndromes tóxicos que, pueden estar asociados con la
exposición a agentes químicos o físicos.
La irritación de las membranas mucosas de los ojos, nariz y
garganta son frecuentes en los trabajadores de las oficinas. Los síntomas
oculares incluyen escozor, enrojecimiento e irritación, lo que provoca, por
ejemplo, que los individuos implicados no pueden utilizar lentes de contacto.
Los síntomas nasales incluyen congestión, escozor y abundante secreción nasal,
mientras que los que hacen referencia a la garganta incluyen sensación de
sequedad.
Las causas específicas del SBS permanecen desconocidas, si
bien se acepta que es consecuencia de la insuficiente entrada de aire fresco en
el ambiente cerrado. Pero es preciso señalar que existen pocas pruebas acerca
de la validez de esta hipótesis y los trastornos no siempre se correlacionan
con el grado de ventilación. Los estudios realizados en Europa sugieren que el
SBS está asociado con los sistemas mecánicos de ventilación que utilizan
humidificadores y refrigerantes. La percepción de los síntomas relacionados con
el trabajo también depende de la categoría laboral y el sexo. Las actividades
de los ocupantes y el mobiliario pueden afectar la calidad del aire interior y
la incidencia de trastornos. Concretamente, el área de las superficies con
materiales lanosos, superficies empapeladas y la cantidad y proporción
alergénica de polvo del suelo se han relacionado con la incidencia de
trastornos. El origen de una deficiente calidad del aire interior puede ser
diferente para distintos edificios, pudiendo ser en ocasiones el propio sistema
de ventilación.
Los bioaerosoles no se han asociado de forma concluyente con
el SBS, pero se han publicado trabajos en los que se sugiere que las
correlaciones entre el SBS y los procesos de enfriamiento y humidificación eran
debidas a la contaminación microbiana, y en otros se asocia el SBS con el
desarrollo de hongos poco frecuentes. De cara al futuro, la relación entre el
SBS y los bioaerosoles se centrará en las endotoxinas, micotoxinas y otros productos
microbianos, porque, teóricamente, sus efectos no dependerían de la
sensibilización inmunológica, y serían de una duración lo suficientemente corta
como para explicar los trastornos que desaparecen cuando los ocupantes dejan el
edificio.
En resumen, la existencia de una sola causa que explique el
SBS es improbable, y hay que tener presentes muchas hipótesis al determinar la
causa de los trastornos en un edificio en particular, incluyendo las
proporciones de ventilación, su tipo y mantenimiento, el desprendimiento de
gases del mobiliario y la expansión de múltiples irritantes de las actividades
de los ocupantes, la contaminación microbiana, etc.
Los programas de mantenimiento,
limpieza y desinfección del edificio o de cualquiera de sus áreas de trabajo
inadecuados podrá ser un factor de riesgo que origine deficiencias en la CAI. Por
ejemplo: si el mantenimiento del sistema de climatización no es correcto, pueden
proliferar diversos agentes biológicos que pueden pasar al ambiente, pues se
puede acumular agua estancada en el sistema de ventilación, en humidificadores
y en torres de refrigeración.
En la siguiente tabla
se muestran los síntomas más frecuentes originados en edificios enfermos.
Ventilación.
La calidad del aire en el lugar de
trabajo es esencial para sentirnos confortables en un puesto de trabajo. Sobre
ella pueden influir varios factores, principalmente de origen químico y/o
biológico, jugando un papel importantísimo la ventilación. El factor ambiente
térmico también puede influir en la calidad del aire (por ejemplo, un aumento
de la temperatura puede favorecer la volatilidad de ciertos compuestos químicos
o la proliferación de determinados mohos y bacterias). La gran complejidad para
valorar los problemas derivados de una mala calidad del aire surge de la
dificultad de identificar las fuentes del problema, la inespecificidad de los
síntomas y la frecuente multicausalidad.
La ventilación
natural es la que tiene lugar a través de las ventanas, puertas e
incluso las rendijas y grietas del edificio, y ocurre gracias a las diferencias
de presión o de temperatura entre el interior y el exterior de los edificios.
La ventilación mecánica o
forzada requiere un sistema de conductos que transporte el aire de ventilación
hasta los recintos a ventilar y ventiladores que lo impulsen a través de los
mismos.
Tanto la ventilación natural como la mecánica, además de
proporcionar oxígeno y diluir los contaminantes, pueden ayudar a modificar las
condiciones termo higrométricas de un local. En el caso de la ventilación mecánica,
para suministrar aire tratado, limpio y con una temperatura y humedad
determinadas, normalmente se utiliza un mismo sistema, el sistema de
ventilación-climatización. Un sistema de ventilación o de
ventilación-climatización requiere un mantenimiento continuo (motores, cambio y
limpieza de filtros, control de la bacteria Legionella en las torres de
refrigeración, etc.), ya que de lo contrario puede ser origen de múltiples
problemas: ruido, vibraciones, diseminación de contaminantes por rebasamiento
de los filtros, legionelosis, etc.
Teniendo en cuenta la mayor capacidad de renovación del
aire, la ventilación mecánica ha ganado terreno en detrimento de la
ventilación natural. Aunque, lo ideal es disponer de ventilación tanto mecánica
como natural. En la mayor parte de los edificios existe un sistema de ventilación/climatización
mecánico.
Existen diferentes tipos de ventilación mecánica:
• Ventilación mecánica controlada. Se realiza mediante
extracción de aire. El sistema necesita un ventilador, rejillas de entrada y
salida del aire y en ocasiones una red de conductos de aire. La principal
ventaja es que la inversión no es muy costosa. Sus principales inconvenientes
son que no se controlan las condiciones termo higrométricas, que requiere un
mantenimiento, que el equipo hace ruido y que además es sensible a la apertura
de ventanas.
• Ventilación mecánica regulada higrométricamente. En
este caso la regulación se realiza mediante la humedad relativa. Tiene la
ventaja de que la ventilación se va a regular en función de los cambios de
humedad que se produzcan en el interior, por ejemplo en función del grado de
ocupación. Su principal desventaja es que el sistema es más costoso y requiere
un mantenimiento superior al del anterior sistema.
• Ventilación controlada de doble flujo. Su principal
ventaja es que reduce las pérdidas energéticas entre un 8% y un 12%. Su
mantenimiento es más costoso y la inversión es superior.
Habitualmente, los sistemas de ventilación suelen formar
parte de una instalación más general denominada sistemas de climatización. Los
sistemas de climatización más habituales son:
• Los sistemas de caudal constante: En este caso la
climatización del local posee una carga térmica constante. Esto quiere decir que
se utiliza un control de la temperatura variable del aire, permite que todo el
caudal de aire sea calentado o enfriado en un climatizador.
• Los sistemas de caudal variable: En este caso se regula
las condiciones térmicas manteniendo la temperatura constante y variando el
caudal de aire frío que se introduce.
Por otra parte, en un edificio se puede disponer de ventilación/climatización general o bien de
sistemas autónomos en cada zona de trabajo. También puede darse el caso
que en una misma zona de trabajo se dispongan de ambos.
Ventilación y/o Climatización
general del edificio Actualmente en edificios modernos de oficinas, es el sistema
de ventilación/climatización más común. Para que un sistema de ventilación general sea eficaz debe reunir las siguientes
características:
• El
caudal de aire que se aporta debe ser suficiente para conseguir unas características
del aire satisfactorias, en función de la generación de los contaminantes
interiores.
• El
caudal de aire extraído se debe suplir, al menos, con el aire administrado. Se
debe cumplir el principio de la conservación de las masas.
• Se
debe conocer el recorrido que realice el aire. Las entradas y salidas deben
adecuarse para que el aire limpio recorra el recinto.
• El
aire extraído no debe volverse a incorporar en el local o en la zona. Para ello
es importante conocer el emplazamiento de las tomas de aire, que deben estar
situadas en un entorno protegido, y lo más limpio posible y alejadas de otros
focos contaminantes.
• En
cuanto a las tomas de aire exterior,
la Norma UNE-EN 13779:2008 “Ventilación en edificios no residenciales.
Requisitos de prestaciones de sistemas de ventilación y acondicionamiento de
recintos” establece, entre otras, las siguientes recomen-daciones: • Se debe
observar que están suficientemente alejadas de la zona de
almacena-miento/recogida de basura, de estacionamiento de coches, de zonas de
carga, etc.
• Las
tomas de aire no deben situarse en las direcciones dominantes del viento de los
sistemas de refrigeración por evaporación.
• No
es conveniente que se encuentren en la fachada y menos si esta se ubica en una
zona transitada. Cuanta más alta esté, mejor será la calidad del aire de
entrada.
• Se
deben situar alejadas de la evacuación del aire de expulsión o de otros posibles
contaminantes (alejada, por ejemplo, de salidas de humos de las cocinas).
• Las
tomas de aire no se deben situar a ras del suelo. Entre la parte inferior de la
toma de aire y el suelo se recomienda al menos una distancia superior o igual a
1,5 veces el espesor máximo previsible de nieve. Esta recomendación también se
hace extensible a las tomas que se sitúen en el tejado o cubiertas.
• La
abertura debe estar protegida para que en verano el sol no caliente el aire
excesivamente y que en invierno no entre agua de lluvia, niebla, nieve, etc.
También habría que tener en cuenta los siguientes
aspectos sobre las salidas de aire
extraído:
• La abertura de descarga se situará a una distancia
superior o igual a 8 metros de otros edificios y como mínimo a 2 metros de las
tomas de aire. Se recomienda que la toma de aire se sitúe por debajo de la
salida del aire extraído.
• El caudal de aire debe ser inferior o igual a 0,5 m3/s
y la velocidad de aire superior o igual a 5 m/s.
• Esta extracción se debe realizar en la parte más
alta del tejado y la descarga debe realizarse hacia arriba.
• Al igual que con las tomas de aire exterior, en este
caso se tienen que tener en cuenta las inclemencias del tiempo, y debe superar
1,5 veces el máximo espesor de nieve previsto anualmente.
El principal inconveniente de este tipo de
ventilación/climatización es la dificultad en la regulación en función de las
necesidades de cada zona. Las necesidades termo higrométricas en cada zona
pueden ser diferentes, debido a las distintas orientaciones respecto a las
ventanas, a la existencia de edificios en frente, al grado de ocupación; esto origina
que sea difícil ajustar adecuadamente un sistema de ventilación/climatización
general.
Medidas preventivas
La mera presencia de microorganismos no es un indicador de
enfermedades potenciales, y dado que por el momento no están establecidos
criterios de valoración cuantitativos para agentes biológicos, lo más
recomendable será mantener sus niveles lo más bajo posible, tanto por lo que
respecta a los focos de contaminación como al aire interior.
El control de la contaminación microbiológica en ambientes
interiores se puede conseguir con un buen diseño de los sistemas y un eficaz
programa de mantenimiento de las instalaciones. El método más directo para
limitar el desarrollo de microorganismos es restringir la disponibilidad tanto
de nutrientes como de agua.
Las medidas preventivas que a continuación se indican
representan un sumario de las que aparecen en la literatura especializada:
- Ubicar las tomas de aire exterior de modo que se impida la reentrada de los aerosoles producidos en las torres de refrigeración.
- Es conveniente mantener el edificio a ligera presión positiva para minimizar la infiltración del aire por lugares no controlados (puertas, ventanas, etc.).
- Suministrar suficiente aire fresco de ventilación cumpliendo con los estándares o recomendaciones técnicas relativas al tema.
- Disponer de accesos adecuados a los diferentes componentes del sistema para su inspección, reparación y limpieza.
- Colocar filtros adecuados para el control de la entrada de materia particulada. Es recomendable: usar prefiltros y filtros que tengan eficacias de retención superiores al 80%; cambiar los filtros a intervalos regulares de tiempo y cuando sea necesario instalar filtros tras los intercambiadores de calor.
- Prevenir la acumulación de agua estancada bajo los sistemas de refrigeración, implantando un sistema de drenaje continuo.
- Reparar de inmediato cualquier fuga de agua tanto dentro del sistema de ventilación/climatización como en el resto del edificio.
- Seleccionar humidificadores que utilicen vapor de agua como fuente de humedad en lugar de los que utilizan agua reciclada. Dentro de los humidificadores de vapor son preferibles los de vapor seco.
- Mantener la humedad relativa del aire por debajo del 70% en los espacios ocupados y en los plenos de baja velocidad de aire.
- Establecer programas de mantenimiento que contemplen la inspección, la limpieza y la desinfección de los diversos componentes del sistema, registrando las operaciones que se realicen y su periodicidad, prestando especial atención a los humidificadores y torres de refrigeración: Drenar y limpiar los humidificadores a intervalos de dos a cuatro meses, realizando aclarados con desinfectantes suaves. Es recomendable utilizar agentes descalcificantes del agua.
- Mantener, al menos, un 10% de agua circulante en los depósitos, para eliminar el exceso de impurezas y minimizar la acumulación de incrustaciones.
- Seleccionar biocidas y anticorrosivos que sean compatibles entre ellos y con los materiales de construcción de los diferentes elementos. El tratamiento continuo del agua con estos productos no es recomendable ya que pueden incorporarse al flujo de aire y afectar a los ocupantes del edificio.
- Durante las operaciones de mantenimiento y limpieza del sistema es recomendable utilizar equipos de protección personal al entrar en espacios confinados, por ejemplo protectores de las vías respiratorias con filtros para materia particulada de alta eficacia y ropa de trabajo.
- Establecer programas de control periódico, mediante la realización de cultivos microbiológicos, en diferentes puntos del sistema (torres de refrigeración, condensadores por evaporación, unidades de climatización, humidificadores, etc.)
Bibliografía
4.
NTP 313: Calidad del aire interior: riesgos microbiológicos en los sistemas de
ventilación/climatización
5.
NTP 288: Síndrome del edificio enfermo: enfermedades relacionadas y papel de
los bioaerosoles
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