Movimientos repetitivos. Prevención de lesiones musculoesqueléticas
Se entiende por movimientos
repetitivos a un grupo de movimientos
continuos mantenidos durante un trabajo que implica la acción conjunta de los
músculos, los huesos, las articulaciones y los nervios de una parte del cuerpo
y provoca en esta misma zona fatiga muscular, sobrecarga, dolor y, por último,
lesión.
Es habitual que muchas personas ignoren la relación que
existe entre las molestias que sufren y los esfuerzos repetidos que realizan
reiteradamente durante un trabajo. Sin embargo, hay una clara asociación entre
ciertos problemas musculoesqueléticos y las actividades que implican posturas
forzadas, trabajo repetitivo y ritmo excesivo, manejo de cargas pesadas, uso de
herramientas, etc. Estas formas de trabajo se reproducen en sectores laborales
dispares: calzado, automóvil, alimentación, madera o servicios y en tareas
específicas como las de teclear, pulir, limpiar, lijar, atornillar, montajes
mecánicos e industriales, etc. Los problemas musculoesqueléticos que originan
los movimientos repetidos afectan con más frecuencia a los miembros superiores,
por lo que a continuación se tratarán las medidas preventivas específicas que
se refieren a ellos. Las patologías más habituales son: el síndrome del túnel
carpiano (compresión del nervio mediano en la muñeca que provoca dolor,
hormigueo y adormecimiento de parte de la mano), la tendinitis y la
tenosinovitis (inflamación de un tendón o de la vaina que lo recubre, que
origina dolor y puede llegar a impedir el movimiento). Los factores de riesgo
que hay que considerar en los movimientos repetidos son: el mantenimiento de
posturas forzadas de muñeca o de hombros; la aplicación de una fuerza manual
excesiva; ciclos de trabajo muy repetidos que dan lugar a movimientos rápidos
de pequeños grupos musculares y tiempos de descanso insuficientes
Medidas preventivas
1.
Tener en cuenta el diseño ergonómico del puesto de trabajo. Adaptar el
mobiliario (mesa, sillas, tableros de montaje, etc.) y la distancia de alcance
de los materiales (piezas, herramientas, objetos) a las características
personales de cada individuo (estatura, edad, etc.), favoreciendo que se
realice el trabajo con comodidad y sin necesidad de realizar sobresfuerzos.
2. Realizar las tareas evitando las posturas incómodas del
cuerpo y de la mano y procurar mantener, en lo posible, la mano alineada con el
antebrazo, la espalda recta y los hombros en posición de reposo.
3.
Evitar los esfuerzos prolongados y la aplicación de una fuerza manual excesiva,
sobre todo en movimientos de presa, flexo-extensión y rotación.
4.
Utilizar herramientas manuales de diseño ergonómico que cuando se sujeten permitan
que la muñeca permanezca recta con el antebrazo. Al manejar herramientas que
requieran un esfuerzo manual continuo, como por ejemplo los alicates, es mejor
distribuir la fuerza prefiriendo la actuación de varios dedos a uno solo y
también favorecer el uso alternativo de las manos.
5. Reducir la fuerza que se emplea en ciertas
tareas (carpinterías, industrias cárnicas, textil, etc.), manteniendo afilados
los útiles cortantes y aguantando los objetos con ganchos o abrazaderas.
6. Emplear las herramientas adecuadas para
cada tipo de trabajo y conservarlas en buenas condiciones y sin desperfectos,
de modo que no tenga que emplearse un esfuerzo adicional o una mala postura
para compensar el deficiente servicio de la herramienta.
7. Utilizar guantes de
protección que se ajusten bien a las manos y que no disminuyan la sensibilidad
de las mismas puesto que, de lo contrario, se tiende a aplicar una fuerza por
encima de lo necesario.
8.
Evitar las tareas repetitivas programando ciclos de trabajo superiores a 30
segundos. Se entenderá por ciclo “la sucesión de operaciones necesarias para
ejecutar una tarea u obtener una unidad de producción”. Igualmente, hay que
evitar que se repita el mismo movimiento durante más del 50 por ciento de la
duración del ciclo de trabajo.
9.
Efectuar reconocimientos médicos periódicos que faciliten la detección de
posibles lesiones musculoesqueléticas y también ayuden a controlar factores
extra laborales que puedan influir en ellas.
10.
Establecer pausas periódicas que permitan recuperar las tensiones y descansar.
Favorecer la alternancia o el cambio de tareas para conseguir que se utilicen
diferentes grupos musculares y, al mismo tiempo, se disminuya la monotonía en
el trabajo.
11.
Informar a los trabajadores sobre los riesgos laborales que originan los
movimientos repetidos y establecer programas de formación periódicos que
permitan trabajar con mayor seguridad.
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