Factores de riesgo biológico.
Exposición laboral a microorganismos (Bioaerosoles).
Los
bioaerosoles son partículas transportadas por el aire, constituidas por seres
vivos, o moléculas grandes que han sido liberadas por un ser vivo. El diámetro
de las partículas constitutivas de los aerosoles oscila desde el
submicroscópico (menor de 0.1 μm) hasta el superior a los 100 μm. La mayoría de
los bioaerosoles son complejos en cuanto a la naturaleza de sus componentes, de
modo que pueden estar constituidos por bacterias, hongos, protozoos, virus,
etc., y/o diversas estructuras y compuestos consecuencia de su desarrollo o
actividad.
En
la siguiente tabla se muestra los componentes biológicos de los bioaerosoles y
sus efectos sobre la salud
Formación
de bioaerosoles (aerosolización)
Para
que se llegue a producir un aerosol a partir de un organismo o sus partes, se
requieren tres condiciones:
1. La
presencia de un reservorio
2. Un
proceso de amplificación
3. La
diseminación o aerosolización propiamente dicha.
El
reservorio es el lugar donde, de forma natural, se encuentra un organismo. La
naturaleza del reservorio depende del organismo en cuestión; los reservorios de
los organismos parásitos están constituidos por otros seres vivos. Los virus,
algunas bacterias y determinados hongos que son parásitos obligados, sólo
pueden crecer en huéspedes vivos, ya que fuera del organismo no pueden
sobrevivir, y, por tanto, no se desarrollan en reservorios ambientales.
La
mayor parte de las bacterias y ciertos hongos son parásitos facultativos, por
lo que pueden vivir y desarrollarse en organismos vivos o sobre materia orgánica
no viva, teniendo algunos de ellos sus reservorios en huéspedes humanos, como
es el caso de Mycobacterium tuberculosis (la bacteria causante de la
tuberculosis humana), mientras otros los tienen en el medio ambiental, como Legionella
(el agente causante de la legionelosis).
La
amplificación consiste en el aumento en el número o en la concentración de los
organismos, sus partes o componentes; proceso imprescindible ya que, sin él, la
diseminación, el proceso de dispersión de las partículas constitutivas del
bioaerosol, no tendría ningún efecto porque la cantidad de material dispersado
sería muy exigua. En los parásitos obligados la amplificación tiene lugar en el
propio huésped, y la diseminación se produce desde el mismo, como es el caso
del virus de la gripe, que se disemina por la tos y los estornudos de los
individuos enfermos. Por el contrario, en el caso de Legionella, una
bacteria que normalmente se encuentra en las corrientes de agua naturales y en
el agua del suelo, se amplifica, por ejemplo, en las torres de refrigeración y
se disemina a partir de los efluentes que salen de ellas, pudiendo entrar en
contacto con los seres humanos, cuyas células invadirá produciéndose la
enfermedad.
Los
organismos saprófitos, es decir, los que sólo se desarrollan sobre materia
orgánica muerta, como es el caso de la mayoría de los hongos y muchas bacterias
y protozoos, se encuentran en reservorios ambientales, generalmente materia
vegetal muerta en el exterior de edificios, se amplifican y diseminan a partir
de estos reservorios, pero a veces también lo hacen a partir de sustratos
situados en el interior de edificios. Tal es, por ejemplo, el caso de Aspergillus
flavus, un hongo saprófito que normalmente se encuentra en el ambiente
exterior, creciendo sobre restos vegetales agrícolas muertos, pero que también
puede amplificarse en sustratos interiores (alfombras mojadas, paredes, etc.),
y diseminarse por el aire cuando tales sustratos son movidos.
Algunos
bioaerosoles están constituidos por los efluentes procedentes de artrópodos,
aves y mamíferos que actúan a modo de reservorios, amplificadores y
diseminadores. En general, es difícil realizar un control de los bioaerosoles
que se producen en el ambiente exterior, pero sí es posible controlar su
presencia y concentración en los ambientes interiores, bien sea impidiendo la
entrada de los aerosoles exteriores, bien impidiendo la contaminación de los
sustratos interiores, o si ésta se ha producido, eliminando los materiales
contaminados y por tanto la fuente de amplificación y diseminación interior. La
elección de un sistema adecuado de control requiere el conocimiento de la
naturaleza, fuentes y efectos de los bioaerosoles así como disponer de los
medios apropiados para su identificación y medida.
Aspectos
inmunológicos
Las
enfermedades por hipersensibilidad son consecuencia de la exposición a
materiales del ambiente que actúan a modo de antígenos estimulando la
producción de anticuerpos específicos. En la neumonía por hipersensibilidad, el
organismo produce una inmunoglobulina antígenoespecífica, la IgG. Las
enfermedades alérgicas (el asma alérgica, la rinitis alérgica o fiebre del
heno) se presentan en personas con una constitución genética que les permite la
producción de IgE antígenoespecífica.
La
implicación de una reacción inmunológica es lo que explica que la proporción de
individuos con enfermedades por hipersensibilidad entre los ocupantes de
edificios sea baja. No obstante, la aparición de un caso de neumonía debería
desencadenar una investigación adecuada para descubrir otros posibles casos, su
posible origen y la aplicación de medidas correctoras adecuadas para reducir o
eliminar la exposición a bioaerosoles. La mayoría de los antígenos relacionados
con los edificios se acepta que son de origen fúngico, pero los protozoos
también pueden estar implicados, y, en el caso de edificios de viviendas, se
considera que los ácaros del polvo son los causantes del asma alérgica.
Alveolitis
alérgica
La
neumonía por hipersensibilidad (alveolitis alérgica) se caracteriza por una
neumonía aguda, recurrente, con fiebre, tos, dolor pectoral e infiltrados
pulmonares, o por una progresión de la tos, disnea, fatiga, y fibrosis pulmonar
crónica, o por un patrón intermedio entre enfermedad pulmonar aguda y crónica,
y es relativamente frecuente entre las personas expuestas a polvos orgánicos,
como son los granjeros, criadores de palomas, queseros, trabajadores de la
madera de secuoya y cultivadores de champiñones. El diagnóstico se basa en la
historia laboral del paciente y una serie pruebas complementarias.
En
la sangre de los pacientes pueden encontrarse precipitinas (anticuerpos IgG)
frente a los organismos saprófitos comunes o a un extracto de material recogido
del ambiente implicado. Pero, a menudo, la fuente microbiana específica del
antígeno causante de un brote permanece desconocida, aunque en un caso se ha
reconocido el origen fúngico a partir de los cultivos ambientales. En la
literatura reciente, se ha atribuido el origen de determinados casos de
alveolitis alérgicas a bioaerosoles formados a partir de mobiliario dañado por
el agua y a unidades de procesamiento de aire contaminadas, y, concretamente en
dos brotes, se ha reconocido una elevada prevalencia de síntomas característicos
del SBS entre los trabajadores expuestos que no presentaban neumonía por
hipersensibilidad.
Asma
El
asma relacionada con los edificios, se caracteriza por molestias consistentes
en dolor de pecho, estornudos, tos y disnea. Los síntomas pueden hacer su
aparición al cabo de una hora de iniciarse la exposición, o presentarse con un
retraso de 4 a 12 horas, o ambas cosas a la vez. El diagnóstico lo hace el
médico sobre la base de la historia del paciente, los síntomas, la
reversibilidad de la restricción del flujo de aire respiratorio o la obtención
de una restricción del flujo de aire frente a las pruebas de provocación con
dosis bajas de metacolina o histamina. Los pacientes afectados no deberían
permanecer en el ambiente contaminado y se les debería prescribir una
medicación adecuada. Existe poca documentación sobre el asma relacionada con
los edificios, pero en algunos casos se ha asociado con el uso de
humidificadores, y en concreto con el empleo de biocidas utilizados en estos
sistemas, así como con la utilización de nebulizadores caseros.
Rinitis
alérgica
La
rinitis alérgica se diagnostica a partir de la historia del paciente, el examen
físico, investigación de eosinófilos en moco nasal, «prick test» cutáneos con aero-alérgenos,
y niveles elevados de IgE total. Probablemente, la rinitis alérgica sea un
trastorno frecuente que permanece enmascarado por las alteraciones debidas al
SBS.
Fiebre
de los humidificadores
La
fiebre de los humidificadores se caracteriza por fiebre, escalofríos, dolores
musculares y malestar general, pero no se presentan síntomas y signos
pulmonares conspicuos. Estos síntomas aparecen a las 4-8 horas de iniciada la
exposición y remiten dentro de las 24, sin efectos posteriores.
Enfermedades
contagiosas
Legionelosis
La
enfermedad de los legionarios es una neumonía que se reconoció por primera vez
en una epidemia de 182 casos ocurrida en un hotel de Philadelphia en 1976,
causada por la bacteria Legionella, ampliamente difundida en la
naturaleza. A partir de aquel momento, los casos epidémicos y endémicos se han
asociado con los edificios y en concreto con los aerosoles generados en las
torres de refrigeración, condensadores de evaporación, bañeras con chorros de
agua a presión, y cabezales de ducha. El tiempo de incubación de esta bacteria
hasta producir la neumonía es de cinco o seis días, pero sólo una proporción
reducida de la población expuesta desarrolla la enfermedad sintomática, que,
además, puede afectar el tracto intestinal, riñones y sistema nervioso central.
Fiebre
de Pontiac
Pero
la Legionella se asocia también con otra enfermedad relacionada con los
edificios, es la llamada fiebre de Pontiac, descrita por primera vez en un
brote epidémico de 144 casos ocurrido en un departamento sanitario de Michigan
en 1968. La proporción de afectados fue casi del 100%, y el tiempo promedio de
incubación, de 36 horas. Los síntomas característicos de la fiebre de Pontiac
son: fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y mialgias. Los brotes de fiebre de
Pontiac, se han asociado con la contaminación de sistemas de aire
acondicionado, bañeras con chorros a presión, condensadores de turbina de
vapor, y refrigerantes industriales. El porqué de la existencia de dos
síndromes distintos causados por un mismo germen permanece actualmente
desconocido.
Fiebre
Q y otras enfermedades
En
determinados edificios especializados, como hospitales y laboratorios de
investigación, ocasionalmente aparecen infecciones como epidemias asociadas a
edificios, como es el caso de la fiebre Q, causada por la rickettsia (un tipo
de microorganismo) Coxiella burnetti, que ha sido diseminada a través de
los sistemas de ventilación de edificios que alojaban cabras, carneros o ganado
infectado, o de edificios en los que se cultivaba este microorganismo. De forma
similar se pueden producir casos de ántrax por la dispersión, y posterior
inhalación, de esporas de Bacillus anthracis a partir de productos
animales contaminados. La importancia de la transmisión aérea de las
enfermedades ha sido confirmada en la aparición de determinados brotes de
tuberculosis, enfermedad pustulosa de los pollos, sarampión y viruela, y de
modo concreto se ha comprobado la transmisión del sarampión por aerosoles
transportados a través de los sistemas de ventilación.
Existen
suficientes indicios de que en áreas de oficinas, laboratorios, almacenaje y
servicios generales coexisten sustancias capaces de alterar sus propiedades
físico-químicas y proveer las condiciones necesarias para el desarrollo y
crecimiento de microorganismos que alteran las propiedades biológicas del aire
lo cual puede originar efectos nocivos sobre la salud de las personas y sobre
los materiales dependiendo de la concentración y permanencia de estas
sustancias en el ambiente.
Determinación
de bioaerosoles en el ambiente laboral
Uno de los métodos para la determinación de
bioaerosoles consiste en la captación de
la muestras haciendo pasar una corriente de aire sobre una placa de Petri con
un medio de cultivo específico. Este método se conoce como colección por impacto. Se utilizan medios de
cultivo diferentes para la determinación de bacterias, mohos y levaduras.
El
método de conteo consiste en determinar el número de colonias que se han
formado después de la incubación de las placas durante 48 horas a 37º C para
bacterias y cinco (5) días para mohos y levaduras. La concentración de
microorganismos en el aire se expresa en
unidades formadoras de colonias (UFC/m3).
En la siguiente imágen se muestra el equipo de captación de muestras (impactador de Andersen, medios de cultivo, mangueras, trípode y bombas de vacío)
Medidas
preventivas
El
control de la contaminación microbiológica en ambientes interiores se puede
conseguir con un buen diseño de los sistemas y un eficaz programa de
mantenimiento de las instalaciones. El método más directo para limitar el
desarrollo de microorganismos es restringir la disponibilidad tanto de
nutrientes como de agua.
Las
medidas preventivas que a continuación se indican representan un sumario de las
que aparecen en la literatura especializada:
- Ubicar la toma de aire exterior de modo que se impida la reentrada de los aerosoles producidos en las torres de refrigeración
- Es conveniente mantener el edificio a ligera presión positiva para minimizar la infiltración del aire por lugares no controlados (puertas, ventanas, etc.).
- Prevenir la acumulación de agua estancada bajo los sistemas de refrigeración, implantando un sistema de drenaje continuo.
- Reparar de inmediato cualquier fuga de agua tanto dentro del sistema de ventilación/climatización como en el resto del edificio.
- Mantener la humedad relativa del aire por debajo del 70% en los espacios ocupados y en los plenos de baja velocidad de aire.
- Establecer programas de mantenimiento que contemplen la inspección, la limpieza y la desinfección de los diversos componentes del sistema, registrando las operaciones que se realicen y su periodicidad, prestando especial atención a los humidificadores y torres de refrigeración.
- Drenar y limpiar los humidificadores a intervalos de dos a cuatro meses, realizando aclarados con desinfectantes suaves. Es recomendable utilizar agentes descalcificantes del agua.
- Seleccionar biocidas y anticorrosivos que sean compatibles entre ellos y con los materiales de construcción de los diferentes elementos.
- Establecer programas de control periódico, mediante la realización de cultivos microbiológicos, en diferentes puntos del sistema (torres de refrigeración, condensadores por evaporación, unidades de climatización, humidificadores, etc.).
Bibliografía
NTP 313: Calidad del aire interior: riesgos
microbiológicos en los sistemas de ventilación/climatización
NTP 288: Síndrome del edificio enfermo: enfermedades
relacionadas y papel de los bioaerosoles
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