domingo, 28 de julio de 2019

Calidad del ambiente interno (CAI). Síndrome del Edificio Enfermo





Calidad del ambiente interno (CAI). Síndrome del Edificio Enfermo

Actualmente no cabe duda de la importancia de la calidad del aire interior como consecuencia de la permanencia, cada vez mayor, de la población en ambientes cerrados, ya sea por motivos laborales, sanitarios o de ocio. En el caso concreto de los edificios de oficinas, el aire interior puede estar contaminado, además de por la contaminación procedente del exterior, por la presencia de microorganismos y otros contaminantes de origen biológico, y por los contaminantes químicos procedentes de los materiales de construcción y decoración, del empleo de productos de consumo (por ejemplo, productos de limpieza y desinfección, odorizadores, plaguicidas, pinturas, adhesivos, etc.), de los procesos de combustión (por ejemplo en cocinas y calderas de calefacción), y de la utilización creciente de equipos y materiales de oficina en estos ambientes

En los ambientes internos (ambientes donde se controlan ciertas condiciones por equipos de climatización) los trabajadores están expuestos a estos diversos factores de riesgo químico, físico, microbiológico, disergonómico y psicosocial.

Se define como Calidad de Ambiente Interior al conjunto de condiciones ambientales existentes en un recinto cerrado, instalación y/o edificación. Este concepto es exclusivamente aplicable a edificios de oficinas excluyendo otro tipo de instalaciones. Cualquier condición ambiental que rodee un puesto de trabajo es susceptible de ocasionar problemas más o menos graves a los trabajadores de un determinado lugar de trabajo. Los principales factores ambientales que influyen en la calidad del entorno laboral son:

• El ambiente térmico.
• La calidad del aire.
• El ruido y las vibraciones ambientales.
• La iluminación del puesto de trabajo.

En la siguiente imagen se puede observar los diversos factores que determinan la calidad del ambiente interno. Todos ellos pueden verse influidos por factores externos e internos.




Ambiente térmico/confort térmico
El ambiente térmico es un factor ambiental que comprende diversas variables (temperatura, humedad, velocidad del aire, actividad física, etc.) que pueden provocar una gran diversidad de sensaciones térmicas en los trabajadores. Es un factor subjetivo, por lo que suele ser muy complicado encontrar un punto de confort térmico común para todos los trabajadores que comparten un lugar de trabajo.

En la siguiente imagen se puede observar los diversos factores que determinan el ambiente térmico.



Se pueden realizar auditorías de Calidad del Ambiente Interior. Las mismas tienen como objeto controlar la exposición de las personas que se produce dentro de los edificios a los contaminantes químicos, microbiológicos y condiciones físicas que pongan en riesgo nuestra salud y confort. Adicionalmente, obliga a un estudio de los sistemas de climatización, que en muchos casos actúan como amplificadores de la contaminación exterior.

Confort acústico
El ruido y las vibraciones son factores ambientales físicos presentes en las oficinas. Es poco habitual que el ruido se produzca a niveles que puedan producir daños auditivos, si bien puede resultar muy molesto y dificultar la concentración, la atención en el trabajo y las conversaciones. Aparte de la intensidad sonora y de la frecuencia, la apreciación del ruido va a depender de las características individuales y de la complejidad de la tarea. Respecto a las vibraciones, es uno de los factores menos estudiados y en ocasiones puede resultar complicado identificar su procedencia

Confort visual
La iluminación, aunque aparentemente es un factor fácil de identificar y de valorar, tiene una gran complejidad, especialmente para conseguir una adecuada intervención en caso de que no estén correctamente diseñados los lugares y puestos de trabajo. Todos estos factores de riesgo ambiental en su conjunto, o a veces por separado, pueden generar molestias importantes a los trabajadores e incluso afecciones graves para su salud. Por ello, es muy importante encontrar la armonía entre todos ellos para alcanzar una Calidad del Ambiente Interior saludable y confortable.

Calidad de aire
El grado de contaminación presente en ambientes interiores es la causa de muchos de los múltiples problemas de variada naturaleza que pueden abarcar desde una simple fatiga o incomodidad, hasta síntomas compatibles con alergias, enfermedades respiratorias, infecciones y cáncer, entre otras. Existen instituciones como la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA) y la Agencia Federal de Salud e Higiene Ocupacional (OSHA) que tienen en su haber métodos estándares para el muestreo y monitoreo de factores de riesgo dentro de las instalaciones que puedan afectar la salud de los operarios y empleados en general dedicadas a aspectos relacionados a la salud e higiene industriales en ambientes ocupacionales e instituciones.  

Según estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense los niveles de contaminación en ambientes cerrados pueden llegar a ser de 10 a 100 veces más elevados que las concentraciones exteriores, lo cual aunado a las condiciones operativas no adecuadas de sistemas de ventilación y recirculación de aire, refrigeración y/o calefacción, hacen prever un problema potencial de la calidad del aire dentro de dichos espacios.

La mayoría de edificios industriales, comerciales y de oficinas, cualquiera que sea su tamaño, disponen de sistemas mecánicos de suministro de aire fresco el cual puede ser filtrado, calentado o enfriado y en ocasiones humidificado. En estos equipos se pueden dar las condiciones idóneas para el crecimiento y dispersión de los microorganismos o agentes biológicos. Los microorganismos son transportados por el agua destinada a la humidificación, por el agua de la red general de la ciudad (este agua es potable, pero eso no implica que sea estéril), o por el agua proveniente de pozos. También son transportados por el aire exterior que contiene polen, esporas fúngicas, bacterias, o por el aire reciclado que aporta los aerosoles generados por las personas que ocupan los edificios.

Si las condiciones son favorables a su desarrollo, es decir, disponen de elementos nutritivos y el pH y la temperatura son los adecuados, los microorganismos proliferan, produciendo desechos que pueden ser utilizados como substrato por otros agentes biológicos, permitiendo así el asentamiento de nuevas especies. La naturaleza del sistema de ventilación/climatización juega un papel preponderante en el riesgo de proliferación microbiológica, en su transferencia al ambiente y en su inhalación por parte de las personas expuestas.

Calidad de aire: VOC (compuestos orgánicos volátiles)

En ambientes exteriores e interiores los vapores y contaminantes gaseosos orgánicos (VOC Volatile Organic Compounds) e inorgánicos aparecen en diferentes concentraciones disueltos en el aire siendo los más habituales el O3, NOX, SO2, CO y CO2. Los efectos de estos gases más frecuentes sobre la salud son problemas respiratorios, asma, reducción de la función pulmonar y otras enfermedades pulmonares, el aumento de la propensión a contraer infecciones del sistema respiratorio así como irritación ocular, mareos y falta de concentración.
Gran parte de los materiales de construcción utilizados en un edificio, así como el mobiliario, accesorios y elementos de decoración y acondicionamiento, pueden emitir productos químicos que en determinadas condiciones pueden afectar a la salud y el bienestar de sus ocupantes.
Los equipos de oficina pueden ser fuentes potenciales de contaminantes químicos, pudiendo emitir principalmente compuestos orgánicos volátiles (COV), compuestos orgánicos semivolátiles (COSV), ozono y partículas de diversa naturaleza. Las emisiones de estos equipos van a depender fundamentalmente del modelo del equipo, del modo de funcionamiento (incluyendo el número de páginas por minuto impresas en el caso de las fotocopiadoras y de las impresoras), de los materiales empleados en su fabricación (componentes plásticos, placas de circuito impreso, retardantes de llama, etc.) y utilización (tóner, papel), y de su estado de mantenimiento. Por otro lado, el riesgo de exposición de los trabajadores dependerá principalmente del nivel de ventilación (esto es, de la renovación del aire del local), de la frecuencia de uso de los equipos y de su proximidad a los mismos.
En la siguiente tabla se muestran los compuestos orgánicos volátiles emitidos por las impresoras, fotocopiadoras y computadoras


Entre los COV más frecuentes emitidos por estos equipos destacan: hidrocarburos aromáticos (benceno, etilbenceno, clorobenceno, tolueno, estireno, xilenos y otros derivados del benceno), hidrocarburos alifáticos (dodecano, hexadecano), hidrocarburos clorados (tricloroetileno, tetracloroetileno) y aldehídos como el formaldehído. Los COV emitidos suelen proceder principalmente de la descomposición de los componentes del tóner cuando éste es sometido a elevadas temperaturas durante el proceso de impresión, y varían en función de su composición. No obstante, también existen otras fuentes, como el papel empleado, las placas de circuito impreso, los materiales utilizados para la fabricación de los componentes plásticos y los disolventes con los que se efectúa su limpieza, los cuales pueden estar integrados en el equipo.
En cuanto a las impresoras de inyección de tinta, la emisión de COV, procedentes principalmente de los solventes de la tinta, es considerablemente inferior a la de las fotocopiadoras y las impresoras láser, lo cual puede ser debido a que la temperatura de funcionamiento es mayor en éstas últimas, ya que el tóner requiere temperaturas más elevadas para que tenga lugar la fusión, lo cual favorece y aumenta la volatilización de estos compuestos. Las mayores emisiones han sido obtenidas para tolueno, benceno, etilbenceno, benzaldehído, o-xileno, estireno, hexadecano y acetofenona. En el caso de los ordenadores, las emisiones de COV suelen ser inferiores a las de los equipos anteriormente indicados, destacando fenol, tolueno, 2-etil-1-hexanol, formaldehído y xilenos. En términos generales, la liberación de COV por los equipos de oficina puede generar molestias olfativas y está asociada a una serie de síntomas inespecíficos y típicos del Síndrome del Edificio Enfermo, tales como cefaleas, náuseas, malestar general e irritaciones dérmicas, oculares y del tracto respiratorio superior.

Calidad de aire: Partículas
En los ambientes interiores se puede encontrar material particulado debido a la contaminación atmosférica... Se trata de una mezcla de partículas sólidas de sustancias orgánicas e inorgánicas, de muy pequeño tamaño (micras) que se encuentran dispersas en la atmósfera. El material particulado afectan a más personas que cualquier otro contaminante y sus principales componentes son los Sulfatos, Nitratos, Amoníaco, Sulfatos, Nitratos, Carbón y polvo de minerales. Se clasifican en función de su diámetro aerodinámico:

  • PM: Partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 10 μm.
  • PM: Partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 2,5 μm.

Estas últimas suponen mayor peligro porque, al inhalarlas, pueden alcanzar las zonas periféricas de los bronquiolos y alterar el intercambio pulmonar de gases. La exposición crónica a las partículas aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer de pulmón y enfermedades del sistema reproductor. En los países en desarrollo, la exposición a los contaminantes derivados de la combustión de  combustibles sólidos, aumenta el riesgo de infección aguda en las vías respiratorias inferiores, también pueden ser un importante factor de riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cáncer de pulmón entre los adultos.


Calidad de aire: Bioaerosoles

Agentes biológicos
Para producir una enfermedad, un agente biológico debe estar presente en un ambiente (reservorio), llegar a ser abundante (amplificación) y pasar al aire en estado infectivo (diseminación). El reservorio, amplificador y diseminador para los parásitos obligados, es el huésped (personas o animales infectados). El agente se mantiene a nivel subclínico en un huésped en el que no se manifiesta la enfermedad. El paso a otro huésped más susceptible puede desencadenar el incremento en número del agente, produciéndose entonces la enfermedad. Su posterior diseminación ocurre con el paso de los aerosoles generados con el habla, la tos o los estornudos al ambiente, donde deberá encontrar un nuevo huésped o morirá. Los reservorios de los parásitos oportunistas son aquellos lugares que contienen suficientes nutrientes para mantener los microorganismos tanto en sus formas vegetativas como en sus formas resistentes (esporas).

La proliferación de estos agentes tiene lugar cuando las condiciones pasan a ser las adecuadas para su libre desarrollo, por ejemplo un aumento de los nutrientes, una variación en la temperatura o en el pH del medio, etc. Normalmente la diseminación requiere de alguna acción que altere los reservorios, por ejemplo el flujo de aire, la pulverización del agua o la limpieza de los mismos.

El hecho de que aparezca una enfermedad dependerá de varios factores, entre los que destacan la virulencia del agente biológico, la cual está genéticamente controlada, y la inmunidad de la persona. La virulencia está asociada a la especie y pueden existir diferentes grados de virulencia entre cepas de una misma especie. Por ejemplo, la inhalación de un bacilo de la tuberculosis puede desencadenar la enfermedad, mientras que en otras especies, para que la enfermedad aparezca, se requiere que el agente alcance una concentración elevada. El sistema inmunitario, por su parte, constituye un auténtico mecanismo de defensa frente a las enfermedades causadas por los agentes biológicos. Pero es en las personas con enfermedades de los sistemas inmunes o sometidos a tratamientos inmunosupresores, en las que se manifiestan enfermedades provocadas por agentes biológicos que en personas sanas no aparecerían.

Se distinguen dos tipos fundamentales de patología causada por agentes biológicos relacionadas con los sistemas de ventilación/climatización:

·    Manifestaciones de tipo alérgico que comprenden asma, rinitis, conjuntivitis, neumonías hipersensitivas, fiebre de los humidificadores o fiebre del lunes. Dichas afectaciones han sido atribuidas a diversos microorganismos entre los que se pueden destacar las bacterias filamentosas (Thermoactinomyces vulgaris, Micropolyspora faeni); los bacilos Gram negativo (Pseudomonas, Klebsiella, Enterobacter, Escherichia coli); los hongos (Penicifflum, Aspergillus, Altemaria) y los protozoos (Naegleria gruberi, Acanthoameba).

·    Enfermedades infecciosas, siendo las más representativas la Enfermedad del Legionario y la Fiebre de Pontiac. El agente causal de ambas enfermedades es una bacteria (Legionella pneumophila) y su diferencia a grandes rasgos estriba en que la primera es una neuropatía aguda y en ocasiones mortal mientras que la segunda, más benigna, se caracteriza por un síndrome pseudogripal. No se conoce por qué esta bacteria causa dos enfermedades con cuadros clínicos diferentes, aunque se especula con la teoría de que la fiebre de Pontiac es una reacción hipersensitiva a las amebas infectadas por Legionella pneumophila.

En la siguiente tabla se muestran las fuentes de algunos microorganismos



El síndrome del edificio enfermo
Existe toda una serie de trastornos que, a la vez, hacen referencia a diversos síntomas y a las condiciones de los edificios, y se relacionan con la irritación de las membranas mucosas, dolor de cabeza, y fatiga por causas desconocidas; conjunto de síntomas que actualmente se denomina «síndrome del edificio enfermo» (SBS, del inglés «sick building syndrome»). En los individuos que presentan este grupo de síntomas, no suelen encontrarse asociados con signos físicos y/o la positividad de determinadas pruebas de laboratorio. Otra cuestión de naturaleza distinta son las enfermedades relacionadas con los edificios, que son menos frecuentes, pero a menudo más graves, y van frecuentemente acompañadas de signos físicos y hallazgos de laboratorio. Las enfermedades relacionadas con los edificios incluyen: enfermedades por hipersensibilidad (como la neumonía por hipersensibilidad, la fiebre del humidificador, el asma y la rinitis alérgica), infecciones (como la legionelosis), unas y otras asociadas con la exposición a bioaerosoles y que se comentan más adelante, y síndromes tóxicos que, pueden estar asociados con la exposición a agentes químicos o físicos.


La irritación de las membranas mucosas de los ojos, nariz y garganta son frecuentes en los trabajadores de las oficinas. Los síntomas oculares incluyen escozor, enrojecimiento e irritación, lo que provoca, por ejemplo, que los individuos implicados no pueden utilizar lentes de contacto. Los síntomas nasales incluyen congestión, escozor y abundante secreción nasal, mientras que los que hacen referencia a la garganta incluyen sensación de sequedad.
Las causas específicas del SBS permanecen desconocidas, si bien se acepta que es consecuencia de la insuficiente entrada de aire fresco en el ambiente cerrado. Pero es preciso señalar que existen pocas pruebas acerca de la validez de esta hipótesis y los trastornos no siempre se correlacionan con el grado de ventilación. Los estudios realizados en Europa sugieren que el SBS está asociado con los sistemas mecánicos de ventilación que utilizan humidificadores y refrigerantes. La percepción de los síntomas relacionados con el trabajo también depende de la categoría laboral y el sexo. Las actividades de los ocupantes y el mobiliario pueden afectar la calidad del aire interior y la incidencia de trastornos. Concretamente, el área de las superficies con materiales lanosos, superficies empapeladas y la cantidad y proporción alergénica de polvo del suelo se han relacionado con la incidencia de trastornos. El origen de una deficiente calidad del aire interior puede ser diferente para distintos edificios, pudiendo ser en ocasiones el propio sistema de ventilación.

Los bioaerosoles no se han asociado de forma concluyente con el SBS, pero se han publicado trabajos en los que se sugiere que las correlaciones entre el SBS y los procesos de enfriamiento y humidificación eran debidas a la contaminación microbiana, y en otros se asocia el SBS con el desarrollo de hongos poco frecuentes. De cara al futuro, la relación entre el SBS y los bioaerosoles se centrará en las endotoxinas, micotoxinas y otros productos microbianos, porque, teóricamente, sus efectos no dependerían de la sensibilización inmunológica, y serían de una duración lo suficientemente corta como para explicar los trastornos que desaparecen cuando los ocupantes dejan el edificio.
En resumen, la existencia de una sola causa que explique el SBS es improbable, y hay que tener presentes muchas hipótesis al determinar la causa de los trastornos en un edificio en particular, incluyendo las proporciones de ventilación, su tipo y mantenimiento, el desprendimiento de gases del mobiliario y la expansión de múltiples irritantes de las actividades de los ocupantes, la contaminación microbiana, etc.

Los programas de mantenimiento, limpieza y desinfección del edificio o de cual­quiera de sus áreas de trabajo inadecuados podrá ser un factor de riesgo que ori­gine deficiencias en la CAI. Por ejemplo: si el mantenimiento del sistema de climatización no es correcto, pue­den proliferar diversos agentes biológicos que pueden pasar al ambiente, pues se puede acumular agua estancada en el sistema de ventilación, en humidificadores y en torres de refrigeración.
En la siguiente tabla se muestran los síntomas más frecuentes originados en edificios enfermos.

Ventilación.

La calidad del aire en el lugar de trabajo es esencial para sentirnos confortables en un puesto de trabajo. Sobre ella pueden influir varios factores, principalmente de origen químico y/o biológico, jugando un papel importantísimo la ventilación. El factor ambiente térmico también puede influir en la calidad del aire (por ejemplo, un aumento de la temperatura puede favorecer la volatilidad de ciertos compuestos químicos o la proliferación de determinados mohos y bacterias). La gran complejidad para valorar los problemas derivados de una mala calidad del aire surge de la dificultad de identificar las fuentes del problema, la inespecificidad de los síntomas y la frecuente multicausalidad.

La ventilación natural es la que tiene lugar a través de las ventanas, puertas e incluso las rendijas y grietas del edificio, y ocurre gracias a las diferencias de pre­sión o de temperatura entre el interior y el exterior de los edificios. La ventilación mecánica o forzada requiere un sistema de conductos que transporte el aire de ventilación hasta los recintos a ventilar y ventiladores que lo impulsen a través de los mismos.
Tanto la ventilación natural como la mecánica, además de proporcionar oxígeno y diluir los contaminantes, pueden ayudar a modificar las condiciones termo higrométricas de un local. En el caso de la ventilación mecánica, para suministrar aire tratado, limpio y con una temperatura y humedad determinadas, normal­mente se utiliza un mismo sistema, el sistema de ventilación-climatización. Un sistema de ventilación o de ventilación-climatización requiere un mantenimiento continuo (motores, cambio y limpieza de filtros, control de la bacteria Legionella en las torres de refrigeración, etc.), ya que de lo contrario puede ser origen de múltiples problemas: ruido, vibraciones, diseminación de contaminantes por reba­samiento de los filtros, legionelosis, etc.

Teniendo en cuenta la mayor capacidad de renovación del aire, la ventilación me­cánica ha ganado terreno en detrimento de la ventilación natural. Aunque, lo ideal es disponer de ventilación tanto mecánica como natural. En la mayor parte de los edificios existe un sistema de ventilación/climatización mecánico.
Existen diferentes tipos de ventilación mecánica:
• Ventilación mecánica controlada. Se realiza mediante extracción de aire. El sis­tema necesita un ventilador, rejillas de entrada y salida del aire y en ocasiones una red de conductos de aire. La principal ventaja es que la inversión no es muy costosa. Sus principales inconvenientes son que no se controlan las condicio­nes termo higrométricas, que requiere un mantenimiento, que el equipo hace ruido y que además es sensible a la apertura de ventanas.
• Ventilación mecánica regulada higrométricamente. En este caso la regulación se realiza mediante la humedad relativa. Tiene la ventaja de que la ventilación se va a regular en función de los cambios de humedad que se produzcan en el interior, por ejemplo en función del grado de ocupación. Su principal desventaja es que el sistema es más costoso y requiere un mantenimiento superior al del anterior sistema.
• Ventilación controlada de doble flujo. Su principal ventaja es que reduce las pérdidas energéticas entre un 8% y un 12%. Su mantenimiento es más costoso y la inversión es superior.
Habitualmente, los sistemas de ventilación suelen formar parte de una instalación más general denominada sistemas de climatización. Los sistemas de climatización más habituales son:
• Los sistemas de caudal constante: En este caso la climatización del local posee una carga térmica constante. Esto quiere decir que se utiliza un control de la temperatura variable del aire, permite que todo el caudal de aire sea calentado o enfriado en un climatizador.
• Los sistemas de caudal variable: En este caso se regula las condiciones térmi­cas manteniendo la temperatura constante y variando el caudal de aire frío que se introduce.
Por otra parte, en un edificio se puede disponer de ventilación/climatización ge­neral o bien de sistemas autónomos en cada zona de trabajo. También puede darse el caso que en una misma zona de trabajo se dispongan de ambos.

Ventilación y/o Climatización general del edificio Actualmente en edificios modernos de oficinas, es el sistema de ventilación/climatización más común. Para que un sistema de ventilación general sea eficaz debe reunir las siguientes características:
   El caudal de aire que se aporta debe ser suficiente para conseguir unas características del aire satisfactorias, en función de la generación de los contaminantes interiores.
   El caudal de aire extraído se debe suplir, al menos, con el aire administrado. Se debe cumplir el principio de la conservación de las masas.
   Se debe conocer el recorrido que realice el aire. Las entradas y salidas deben adecuarse para que el aire limpio recorra el recinto.
    El aire extraído no debe volverse a incorporar en el local o en la zona. Para ello es importante conocer el emplazamiento de las tomas de aire, que deben estar situadas en un entorno protegido, y lo más limpio posible y alejadas de otros focos contaminantes.
    En cuanto a las tomas de aire exterior, la Norma UNE-EN 13779:2008 “Ventilación en edificios no residenciales. Requisitos de prestaciones de sistemas de ventilación y acondicionamiento de recintos” establece, entre otras, las siguientes recomen-daciones: • Se debe observar que están suficientemente alejadas de la zona de almacena-miento/recogida de basura, de estacionamiento de coches, de zonas de carga, etc.
     Las tomas de aire no deben situarse en las direcciones dominantes del viento de los sistemas de refrigeración por evaporación.
    No es conveniente que se encuentren en la fachada y menos si esta se ubica en una zona transitada. Cuanta más alta esté, mejor será la calidad del aire de entrada.
  Se deben situar alejadas de la evacuación del aire de expulsión o de otros posibles contaminantes (alejada, por ejemplo, de salidas de humos de las cocinas).
      Las tomas de aire no se deben situar a ras del suelo. Entre la parte inferior de la toma de aire y el suelo se recomienda al menos una distancia superior o igual a 1,5 veces el espesor máximo previsible de nieve. Esta recomendación también se hace extensible a las tomas que se sitúen en el tejado o cubiertas.
     La abertura debe estar protegida para que en verano el sol no caliente el aire excesivamente y que en invierno no entre agua de lluvia, niebla, nieve, etc.

También habría que tener en cuenta los siguientes aspectos sobre las salidas de aire extraído:
• La abertura de descarga se situará a una distancia superior o igual a 8 metros de otros edificios y como mínimo a 2 metros de las tomas de aire. Se recomienda que la toma de aire se sitúe por debajo de la salida del aire extraído.
• El caudal de aire debe ser inferior o igual a 0,5 m3/s y la velocidad de aire supe­rior o igual a 5 m/s.
• Esta extracción se debe realizar en la parte más alta del tejado y la descarga debe realizarse hacia arriba.
• Al igual que con las tomas de aire exterior, en este caso se tienen que tener en cuenta las inclemencias del tiempo, y debe superar 1,5 veces el máximo espe­sor de nieve previsto anualmente.
El principal inconveniente de este tipo de ventilación/climatización es la dificultad en la regulación en función de las necesidades de cada zona. Las necesidades termo higrométricas en cada zona pueden ser diferentes, debido a las distintas orien­taciones respecto a las ventanas, a la existencia de edificios en frente, al grado de ocupación; esto origina que sea difícil ajustar adecuadamente un sistema de ventilación/climatización general.


Medidas preventivas
La mera presencia de microorganismos no es un indicador de enfermedades potenciales, y dado que por el momento no están establecidos criterios de valoración cuantitativos para agentes biológicos, lo más recomendable será mantener sus niveles lo más bajo posible, tanto por lo que respecta a los focos de contaminación como al aire interior.
El control de la contaminación microbiológica en ambientes interiores se puede conseguir con un buen diseño de los sistemas y un eficaz programa de mantenimiento de las instalaciones. El método más directo para limitar el desarrollo de microorganismos es restringir la disponibilidad tanto de nutrientes como de agua.
Las medidas preventivas que a continuación se indican representan un sumario de las que aparecen en la literatura especializada:
  • Ubicar las tomas de aire exterior de modo que se impida la reentrada de los aerosoles producidos en las torres de refrigeración.
  • Es conveniente mantener el edificio a ligera presión positiva para minimizar la infiltración del aire por lugares no controlados (puertas, ventanas, etc.).
  • Suministrar suficiente aire fresco de ventilación cumpliendo con los estándares o recomendaciones técnicas relativas al tema.
  • Disponer de accesos adecuados a los diferentes componentes del sistema para su inspección, reparación y limpieza.
  • Colocar filtros adecuados para el control de la entrada de materia particulada. Es recomendable: usar prefiltros y filtros que tengan eficacias de retención superiores al 80%; cambiar los filtros a intervalos regulares de tiempo y cuando sea necesario instalar filtros tras los intercambiadores de calor.
  • Prevenir la acumulación de agua estancada bajo los sistemas de refrigeración, implantando un sistema de drenaje continuo.
  • Reparar de inmediato cualquier fuga de agua tanto dentro del sistema de ventilación/climatización como en el resto del edificio.
  • Seleccionar humidificadores que utilicen vapor de agua como fuente de humedad en lugar de los que utilizan agua reciclada. Dentro de los humidificadores de vapor son preferibles los de vapor seco.
  • Mantener la humedad relativa del aire por debajo del 70% en los espacios ocupados y en los plenos de baja velocidad de aire.
  • Establecer programas de mantenimiento que contemplen la inspección, la limpieza y la desinfección de los diversos componentes del sistema, registrando las operaciones que se realicen y su periodicidad, prestando especial atención a los humidificadores y torres de refrigeración: Drenar y limpiar los humidificadores a intervalos de dos a cuatro meses, realizando aclarados con desinfectantes suaves. Es recomendable utilizar agentes descalcificantes del agua.
  • Mantener, al menos, un 10% de agua circulante en los depósitos, para eliminar el exceso de impurezas y minimizar la acumulación de incrustaciones.
  • Seleccionar biocidas y anticorrosivos que sean compatibles entre ellos y con los materiales de construcción de los diferentes elementos. El tratamiento continuo del agua con estos productos no es recomendable ya que pueden incorporarse al flujo de aire y afectar a los ocupantes del edificio.
  • Durante las operaciones de mantenimiento y limpieza del sistema es recomendable utilizar equipos de protección personal al entrar en espacios confinados, por ejemplo protectores de las vías respiratorias con filtros para materia particulada de alta eficacia y ropa de trabajo.
  • Establecer programas de control periódico, mediante la realización de cultivos microbiológicos, en diferentes puntos del sistema (torres de refrigeración, condensadores por evaporación, unidades de climatización, humidificadores, etc.)


Bibliografía
4. NTP 313: Calidad del aire interior: riesgos microbiológicos en los sistemas de ventilación/climatización

5. NTP 288: Síndrome del edificio enfermo: enfermedades relacionadas y papel de los bioaerosoles



lunes, 22 de julio de 2019

Fibras de asbestos Exposición ocupacional





Fibras de asbestos
Exposición ocupacional

La exposición ocupacional a partículas suspendidas en el aire es muy corriente y suele entrañar riesgos para la salud humana.

La impresión visual de estas partículas puede a menudo ser engañosa; en efecto, las finas partículas causantes de muchas enfermedades pulmonares profesionales son menos perceptibles que el polvo espeso, que puede ser sólo una molestia. De igual manera, hay nubes de polvo con la misma apariencia, que pueden tener distintos efectos en la salud según la toxicidad de sus componentes.

El análisis cualitativo puede revelar que un polvo aparentemente inerte contiene cantidades mínimas de una sustancia tóxica. Además, algunas partículas en suspensión consideradas como inertes o como simples “molestias” pueden llegar a producir alguna actividad biológica cuando permanecen durante muchos años en el pulmón humano.

El comportamiento de las partículas en el aire y en el cuerpo humano depende de las propiedades físicas y químicas que éstas tengan. El tamaño, la densidad y la forma de las partículas son de máxima importancia como factores que influyen, no sólo en la velocidad de sedimentación, y por consiguiente, en el tiempo de permanencia en el aire, sino también su penetración y acumulación en el sistema respiratorio. Los efectos nocivos de las partículas, cuando los hay, depende también de la composición química, mineralógica, así como de la solubilidad y la actividad biológica de éstas.

En general, se considera el tamaño de las partículas como la característica física más importante del material en suspensión. Para el higienista ocupacional, las partículas de mayor interés están limitadas a aquellas que tienen un diámetro aerodinámico inferior a las 10 micras. Éstas se cuantifican por medio de la utilización de equipos (ciclones) que separan las partículas totales de las partículas con un diámetro inferior a 10 micras.

El comportamiento de los orgánicos en el aire y en el cuerpo humano depende de las propiedades químicas que éstos tengan. Los efectos nocivos de los orgánicos, cuando los hay, depende también de la composición, la solubilidad y la actividad biológica de éstos.

Otro de los aspectos a evaluar lo constituyen las fibras ya sean sintéticas o minerales como son las fibras de asbestos, las cuales tienen una incidencia importante en el desarrollo de cáncer y enfermedades pulmonares.

La vía de penetración de las fibras de asbesto al organismo es la vía respiratoria donde puede originar cáncer de laringe y de pulmón, así como mesotelioma de la pleura y del peritoneo. En la siguiente figura se muestra las vías de penetración al organismo.

 


En la siguiente figura se muestra la microfotografía de un mesotelioma de pulmón, donde se puede observar una fibra de asbesto.


Para la determinación de fibras de asbesto se utiliza una bomba de alto caudal, trípode, manguera conectora, portafiltro y un filtro de 0,45 µ de diámetro de poro de ésteres de celulosa. Una de las técnicas de análisis es por microscopia por contraste de fases y la concentración ambiental permisible es de 0,1 fibras/cm3 (Covenin, OSHA y NIOSH)





viernes, 19 de julio de 2019

Riesgo químico. Exposición ocupacional a compuestos orgánicos volátiles.




Riesgo químico. Exposición ocupacional a compuestos orgánicos volátiles.

VOC (Volatile organic compounds) en el ambiente laboral

Se entiende como compuestos orgánicos a aquellos compuestos químicos de naturaleza orgánica, es decir que están constituidos por átomos de carbono. Algunos compuestos orgánicos son volátiles, es decir poseen una alta presión de vapor. Esto significa que las concentraciones del compuesto en cuestión, en su fase de vapor son elevadas. La mayoría de los solventes orgánicos usados en la industria son volátiles, de ahí radica su importancia desde el punto de vista ocupacional. Determinar la concentración del químico en fase de vapor para conocer el nivel de exposición al cual está sometido el trabajador.

Los solventes son utilizados en casi todas las industrias, debido a su capacidad de disolver pegamentos, polímeros, tintas, resinas, grasas, aceites, etc. Según su estructura química pueden ser clasificados como alifáticos, cíclicos y aromáticos y según su grupo funcional en halogenados, alcoholes, cetonas, glicoles, esteres, éteres, ácidos carboxílicos, aminas y amidas. Otra clasificación puede estar basada en su polaridad, por ello se habla de compuestos polares (hidrofílicos) y no polares (hidrofóbicos). Como es de suponer, estas clasificaciones son funcionales. Lo importante aquí, desde un punto de vista de salud ocupacional, es cómo puede verse afectada la salud de los trabajadores por la exposición a los vapores orgánicos.

Es importante mencionar que los solventes también se usan en el hogar. Los limpiadores de vidrio, limpiadores de muebles, insecticidas, fragancias y una diversidad de productos utilizan solventes en sus formulaciones. Por supuesto las formulaciones domésticas generalmente los usan a bajas concentraciones y no se usan con una alta frecuencia.

Los solventes industriales que más se usan son el tolueno, xileno, isopropanol, etanol, metanol, acetato de etilo, acetato de butilo, acetona, metil isobutil cetona (MIBK), cloruro de etileno, percloroetileno, nafta, butil cellosolve, etc. Así como mezclas de solventes como es el caso del thinner.

Las vías de penetración de los vapores orgánicos, son principalmente por la vía respiratoria, sin embargo hay que considerar la penetración por la piel. La toxicidad de los solventes orgánicos está asociada a su estructura química, a sus propiedades hidrofilicas/hidrofobicas y a sus características físico-químicas (volatilidad, punto de ebullición) las cuales condicionan su absorción en el organismo.

Los organismos poseen sistemas catabólicos o de degradación de compuestos extraños o xenobioticos. En el caso del ser humano, la degradación de los xenobioticos ocurre en el hígado a través de enzimas conocidas como oxidasas de función mixta. Los compuestos hidrofóbicos son metabolizados para formar compuestos más polares que puedan ser excretados a través de la orina.

La determinación de los compuestos o vapores orgánicos en el ambiente laboral se realiza, generalmente, a través de su adsorción en filtros de carbón activado. Se utilizan pequeñas bombas de vacío que permiten colectar un volumen de aire conocido, que se hace pasar a través de estos filtros de carbón. Una vez adsorbido los compuestos orgánicos se desorben y se analizan por distintas técnicas analíticas, siendo la más conocida la cromatografía de gases acoplada con espectrometría de masas (GC/MS).

En la siguiente imagen se puede observar el equipo usado para la determinación de vapores orgánicos en el ambiente laboral.   

Las concentraciones de estos compuestos, expresadas en partes por millón, se comparan con las concentraciones máximas permitidas (Concentración Ambiental Permitida, CAP o  Valores límite permisibles Threshold limit value TLV) en las normativas referentes a la materia con el fin de evaluar si representan un riesgo a la salud de los trabajadores.

Otra forma de analizarlos es a través de la concentración del químico o sus productos de degradación en fluidos biológicos, a estos indicadores se les conocen como índices Biológicos de Exposición (IBE). Por ejemplo, el tolueno puede ser determinado como tolueno en sangre, como orto-cresol o como ácido hipúrico en orina, que son dos derivados del metabolismo del tolueno en el organismo.

En la siguiente tabla (tomada de la norma Covenin 2253) se pueden observar los IBE de algunos solventes usados en la industria.





martes, 16 de julio de 2019

Factores de riesgo disergonómico Sedestación prolongada


Factores de riesgo disergonómico
Sedestación prolongada



Permanecer en sedestación por largos periodos de tiempo ha llegado a ser considerado como sedentarismo, esto genera molestias a nivel óseo y muscular y también tiene repercusiones en el sistema cardiovascular, sistema renal, musculo esquelético, a nivel metabólico e inclusive llega a comprometer el estado mental del paciente. Se han propuesto múltiples soluciones ante este problema, como el aumento de la actividad física y mejoras en cuanto a la ergonomía de los lugares de estudio, trabajo o ambientes en general en donde los pacientes permanecen sentados por más de 8 horas. Realizar cambios frente a la actividad postural y la duración de esta, no solo evitan los riesgos mencionados anteriormente, sino que reduce los niveles de fatiga, puede llegar a disminuir en un 16 % los valores de glucosa postprandial y evitar la actividad ateroesclerótica, proporcionando así una mejor calidad de vida

Estar sentado durante largas horas, bien sea frente al televisor, jugando videojuegos o en un escritorio trabajando, es un factor que aumenta el sedentarismo y por lo tanto incrementa ciertos riesgos como infarto y muerte súbita. Un estudio demostró que estar sentado durante periodos de tiempo prolongados implica un mayor riesgo para eventos cardiovasculares (hasta un 125% mayor riesgo) y hasta de 50% más de fallecer por cualquier causa (alteraciones metabólicas y neoplasias). Es interesante saber que la actividad física y el ejercicio no ayudan a compensar del todo el riesgo cardiovascular inherente a estar sentado durante periodos prolongados, en otras palabras, las personas activas físicamente presentan en menor medida los efectos adversos de estar sentados durante períodos prolongados en comparación con las personas sedentarias, sin embargo no se puede garantizar que el ejercicio sea una medida que asegure una buena salud general y una medida compensatoria contra todos los malos hábitos de las personas. En las últimas décadas el trabajo de oficina ha cambiado considerablemente, este se ha vuelto de naturaleza sedentaria, con horarios más extensos y con trabajos más exigentes, por lo tanto los trabajadores han comenzado a estar expuestos a determinados riesgos a los cuales anteriormente eran ajenos.

Estar sentado mucho tiempo trae consigo alteraciones para la salud ya que el cuerpo humano no fue diseñado para estar inactivo, estudios han demostrado que pasar más de la mitad del día sentado duplica el riesgo de diabetes y problemas cardiovasculares. Cuando se combinan todas las causas de muerte y se compara a quienes están más tiempo sentados con los que son más activos, los primeros tienen un 50 por ciento más probabilidades de muerte. Las molestias más comunes producidas por sedestación prolongada son las cervicales, abdominales, trastornos en la zona lumbar de la espalda y alteraciones del sistema circulatorio y nervioso, principalmente de miembros inferiores, ya que la falta de movimiento ocasiona cambios en el metabolismo, reduce la cantidad de alimento que se convierte en energía, y por lo tanto promueve la acumulación de grasa llevando a la obesidad, y genera altos picos de azúcar en la sangre luego de la ingesta de alimentos. Un solo evento puede causar estrés en los tejidos del cuerpo, pero si la exposición es corta o mínima no causa una lesión traumática, pues con el tiempo los tejidos son capaces de recuperarse, por el contrario, la exposición repetida a los factores de riesgo, interfieren con el proceso de curación normal del cuerpo dando lugar a una lesión.
Se realizó un estudio para conocer quiénes son las personas que más se veían afectadas por estar en reposo por largos periodos de tiempo y se reconocieron tres tipos de perfiles: A) Personas con trabajos sedentarios; como los de tipo administrativo o aquellos con jornadas laborales largas en oficinas, principalmente los que trabajan en computador
B) Amas de casa y jubilados que dedican varios periodos de tiempo a estar descansando o viendo televisión
C) Estudiantes, la población más importante ya que son jóvenes que se están viendo afectados por enfermedades que anteriormente eran asociadas a personas mayores y que en los últimos años se ha notado un importante aumento en esta población preocupando al sector salud y mostrando un problema a futuro por todos los efectos ya antes mencionados a los que el sedentarismo conlleva.

Aunque no se conocen con total claridad los mecanismos precisos por los que el estar mucho tiempo sentado puede llevar a un mayor riesgo de presentar estos efectos adversos, se han planteado algunas hipótesis como: menor gasto metabólico basal y termogénesis cuando las personas están sentadas por largos periodos de tiempo, ya que aunque no parezca relevante el estar parado consume una cantidad de calorías casi 2 veces mayor que estando sentado, esto puede que a corto plazo no sea muy influyente pero cuando se tienen en cuenta las calorías que una persona no gasta estando sentado durante docenas de horas al mes, esto empieza a dificultar el control de peso, alteraciones en la activación de lipoproteína lipasa, la cual es la encargada de degradar los triglicéridos, se ha evidenciado que en las personas que permanecen sentadas durante largos periodos de tiempo no tienen una activación adecuada de esta hormona.
Aunque no se ha encontrado una explicación clara de porque el estar sentado durante mucho tiempo se asocia con un mayor riesgo de cáncer (endometrio, ovario y colón han sido los más reportados), se piensa que el aumento en los valores de insulina estimulan el crecimiento celular de forma irregular, lo que puede llevar a neoplasias. Otras hipótesis plantean que el estar en constante movimiento estimula la producción y liberación de anti oxidables naturales, que ayudan a la eliminación de células proliferativas.

Enfermedad venosa crónica
Una de las principales causas de la enfermedad es estar parado o sentado por mucho tiempo sin caminar, ya que se disminuye el retorno venoso y se aumenta la presión en las venas de las extremidades inferiores, acumulando la sangre. Los músculos en las piernas juegan un papel muy importante en la circulación, ya que al estar en movimiento actúan como bomba para mover la sangre de las piernas de vuelta al corazón, dado que esto no ocurre cuando se está en sedestación prolongada el riesgo de desarrollar este problema aumenta.

Las varices en extremidades inferiores tienen un origen multifactorial, sin embargo se relaciona las altas prevalencias de ésta patología a factores de tipo ocupacional como la bipedestación y la sedestación prolongada, por el efecto de la gravedad que favorecería a la hipertensión venosa en extremidades inferiores.

La enfermedad varicosa de extremidades inferiores es considerada como una de las más costosas en la sociedad, por el absentismo laboral debido al malestar que provoca, complicaciones como la úlcera varicosa y disminución de la calidad de vida. Estimándose que el 30% de la población mundial tiene esta patología, con predominio en el sexo femenino y reportándose prevalencias de 20 a 60% en países industrializados.

Los factores de riesgo que se han asociado a ésta enfermedad son la edad avanzada, historia familiar de várices, obesidad, multiparidad, consumo de anticonceptivos orales, ortostatismo prolongado, antecedente de trauma en extremidades inferiores y algunas enfermedades como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, estreñimiento crónico, nefropatías, cardiopatías y flebitis. Otros factores asociados son el uso de algunas prendas de vestir que disminuyen el retorno venoso o incrementan la presión intraabdominal como las fajas, ligas, ligueros; y el calor ambiental o del puesto de trabajo, por la acción inhibidora de las terminaciones simpáticas venoconstrictoras de las venas superficiales por la temperatura elevada. 

Se han descrito que algunos factores ocupacionales pueden incrementar la prevalencia de várices, como las ocupaciones en las que permanecen por largos periodos en bipedestación (carpinteros, cocineros, amas de casa, enfermeras, etc.) y posición sentada (camioneros), que favorecen a la estasis venosa, incrementando la presión del sistema venoso profundo y superficial provocando dilatación y alteraciones estructurales de la pared de las venas. Es así que todo trabajador que permanece más de 5 horas de su jornada laboral sentado o de pie tiene mayor predisposición a presentar várices, siendo estas consideradas como profesiones de riesgo.

Por lo mencionado, algunos estudios muestran que la prevalencia de varices en enfermeras es 41%, en personal que prepara alimentos el 79%, profesores 37%, peluqueros y barberos 23%.

Existen pocos estudios en los que se demuestre la asociación de várices en extremidades inferiores y factores ocupacionales, mediante estudios analíticos, sin embargo existen estudios de tipo descriptivo en los que se muestra prevalencias elevadas de ésta patología en ciertos grupos ocupacionales, como el realizado por Mecky et al, que encontró que las mujeres que recolectan algodón y permanecían en bipedestación estática tenían alta prevalencia de várices 56,5% en Inglaterra y 7,9% en Egipto, en relación a los que permanecían sentados 18,2% en Inglaterra de y 3% en Egipto.
Espinola et al menciona que el 49% del personal de salud que presenta várices permanece de pie por más de 8 horas y el 51% permanece de pie menos de 8 horas; en cambio en los trabajadores sin várices el 18% permanece de pie más de 8 horas y el 82% permanece de pie menos de 8 horas.
Loli A, al estudiar el ambiente laboral y condiciones de salud de las enfermeras encontró que las enfermedades de tipo postural más reportadas son el lumbago en 42% y las várices en miembros inferiores en 40,9%.

Alteraciones metabólicas

Se han evidenciado datos con respecto a las alteraciones metabólicas que se producen como consecuencia de estar sentado por largos periodos de tiempo, por ejemplo se ha mostrado un incremento en los niveles de triglicéridos, disminución de los HDL y disminución en la respuesta a la insulina, todo esto hace que el metabolismo se vuelva más lento llevando a consecuencias como el aumento de peso, problemas en el sistema digestivo y problemas de mayor importancia, como aumento del riesgo cardiovascular y desarrollo de enfermedades metabólicas como diabetes mellitus o síndrome metabólico, todo esto asociado a un mayor índice de mortalidad a largo plazo

Enfermedades renales
Las personas que permanecen sentadas más de 8 horas al día tienen un riesgo muy elevado de desarrollar enfermedad renal crónica. Se determinó además una diferencia de riesgo según el sexo, ya que las mujeres que estaban sentadas menos de tres horas al día tenían 30% menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica, en comparación con las que pasaban más de 8 horas sentadas al día y por el contrario los hombres que estaban sentados menos de tres horas al día tenían un 15% menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los que estaban sentados más de ocho horas al día, concluyendo entonces que el tiempo que se permanece en sedestación afecta mucho más al sexo femenino respecto al masculino, otro de los hallazgos de este estudio fue que las personas que realizaban más actividad física y pasaban menos tiempo sentadas tenían una probabilidad 10% menor de desarrollar enfermedad renal crónica, independiente de los factores de riesgo.

Si se trata de explicar por qué estar sentado afecta tanto los riñones hasta el punto de que las personas lleguen a padecer esta patología, hay que entender que la sedestación prolongada es considerada como sedentarismo y que este a su vez puede llevar a obesidad e hipertensión, terminando en un daño renal, siendo aquí donde la salud del trabajador se ve en riesgo. Las personas con presión arterial normal, con una vida sedentaria, tienen una probabilidad de padecer de hipertensión entre un 20% y un 50%, los hipertensos disminuyen sus cifras de presión arterial cuando realizan ejercicios físicos. Por esto una actividad física aeróbica de corta duración durante las horas de trabajo favorece el mantenimiento o la disminución del peso corporal, y con esto la presión arterial, mejorando así la calidad y la expectativa de vida de las personas que la practican.

Alteraciones de la postura
Permanecer sentado por largos periodos de tiempo puede provocar también problemas y alteraciones en la postura. Se ha establecido que sentarse de una manera correcta es una forma de guardar y cuidar la integridad del cuerpo y la columna vertebral, pero aun así estar sentado por largos periodos de tiempo puede provocar severos dolores principalmente en la región lumbar

Efectos musculo esqueléticos
Las enfermedades musculo esqueléticas asociadas con las posiciones inadecuadas y a la sedestación prolongada son los motivos de consulta más comunes de enfermedad ocupacional.  A diferencia del síndrome del túnel de carpo, el lumbago presentó una tendencia al incremento, al pasar de 12% a 22% del año 2001 al 2003, pero disminuyó su incidencia en el año 2004. Estar en sedestación por largos periodos promueve la afectación del aparato locomotor. Para que los músculos, tendones y huesos mantengan su capacidad funcional normal, es necesario mantenerlos activos y evitar el reposo de estos por periodos prolongados. Cuando no se evita la inactividad prolongada, se produce una pérdida de la forma y la función, donde el músculo no puede estabilizar las articulaciones ni los ligamentos produciendo: dolor, limitación de los arcos de movimiento, inestabilidad de las articulaciones y esfuerzo excesivo. Las alteraciones músculo esqueléticas son muy dolorosas, comúnmente incapacitantes y generalmente tienen un comienzo gradual. Dentro de las manifestaciones más comunes están síndrome del túnel carpiano, tendinitis, ciática, hernias de disco, y el dolor de espalda baja, estas se producen cuando las capacidades físicas del trabajador no son compatibles a los requisitos físicos del trabajo.

Efectos psicológicos

Estar demasiado tiempo sentado no solo afecta la salud física como se había mencionado antes sino que también afecta la salud mental. Al igual que todo el cuerpo humano el cerebro necesita un adecuado flujo de sangre, oxigenación y metabolismo óptimo para que pueda funcionar de manera correcta. Se ha demostrado la gran incidencia que tiene permanecer sentado en enfermedades como depresión, insomnio y ansiedad, lo que ocasiona que estas personas no deseen levantarse en las mañanas para ir a trabajar, estudiar o realizar sus labores diarias; a diferencia de las personas que tienen una adecuada actividad física en quienes incluso si ya tienen depresión, el ejercicio podría aliviar sus síntomas o prevenir síntomas futuros. Estar sentados frente a un computador por largos periodos de tiempo afecta la comunicación que tienen las personas con los demás ya que en lugar de conectarse con el entorno, el individuo se concentra por mucho tiempo en una misma tarea dejando a un lado lo que lo rodea, quitando así la posibilidad de crear conexiones interpersonales. Estos trastornos psicológicos se han visto incluso en personas que solo pasan 5 horas trabajando, una jornada laboral o académica dura aproximadamente 8 horas por lo que el riesgo de padecerlas es mucho mayor. Además de estos trastornos las personas que día a día tienen que enfrentar una alta carga laboral pueden llegar a experimentar el síndrome de Burnout, este se refiere al estrés laboral crónico, que lleva a cansancio emocional, despersonalización y menor realización personal. Se caracteriza por un agotamiento progresivo tanto físico y mental, falta de motivación por las tareas que se realizan y principalmente cambios en el comportamiento o actitud de la persona. Este síndrome tiene múltiples manifestaciones a nivel emocional como por ejemplo: cambios en el estado de ánimo, donde la persona está más irritable y de mal humor, muestran indiferencia por lo que hacen y las personas que los rodean.

Desmotivación, estas personas pierden cualquier tipo de interés por trabajar, cumplir sus metas y objetivos. Agotamiento mental, haciendo que cada vez tengan menos resistencia a las situaciones de estrés o de mayor exigencia laboral y por último, falta de energía, menor rendimiento y deterioro cognitivo, causando disminución en la concentración, memoria y la capacidad para desarrollar diferentes actividades. Además de las manifestaciones a nivel emocional también hay manifestaciones físicas ya anteriormente mencionadas como alteraciones musculo esqueléticas y psicosomáticas como gastrointestinales, cefaleas, etc.

Manifestaciones El dolor lumbar es una de las causas más comunes de enfermedad ocupacional, es atribuido a la postura inadecuada al sentarse, por estar parado o sentado por periodos muy prolongados, por el levantamiento de objetos de manera incorrecta o por levantar objetos excesivamente pesados, por esto se recomienda adoptar una posición no tan “rígida” de manera que al sentarse se adquiera un ángulo de hasta 135 grados, para así ejercer menos presión sobre la espalda y prevenir estas molestias, además se recomienda mantener el mayor grado de actividad posible y evitar reposos prolongados en cama. Si se adquiere una mala postura y a esto se le suma un largo periodo de tiempo sentado además de presentarse dolores lumbares, se pueden presentar deformidades de la columna vertebral como cifosis. Al permanecer sentados, demasiado tiempo, se dejan sin uso o en reposo, músculos que son importantes, como los que ayudan a mantenerse de pie y a mantener la postura erguida, esto sucede debido a que los músculos se empiezan a atrofiar o debilitar por falta de uso, además cada vez las personas se vuelven más pesadas debido a que no hay un equilibrio entre el consumo y gasto calórico por lo que se llega también a una sobre exigencia ya que aumenta la carga que debe soportar el cuerpo. La falta de movimiento además genera una pérdida en la flexibilidad y comienza a haber rigidez en músculos del cuello, hombros y espalda que genera dolores molestos.

Se ha reportado que existen dos factores laborales directamente relacionados con la aparición del dolor de espalda, el primero es la intensificación (más acciones en periodos menores) y el segundo es la densificación (acciones más complejas y diversas en estructura y en competencias requeridas).

Prevención

Todos estos estudios demuestran no solo la importancia de hacer actividades físicas constantemente sino que son una invitación para crear una cultura donde en los lugares de trabajo se realicen pausas activas para los trabajadores y así evitar que en un futuro estos desarrollen enfermedades crónicas que van a afectar tanto su rendimiento en el trabajo como su calidad de vida. Esta epidemia de sedentarismo afecta a gran parte de la población mundial, ya que es indudable que gran parte de los trabajos de hoy en día y los hábitos personales del mundo occidental involucran que las personas estén una gran parte de su tiempo diario sentados, así sea en su tiempo libre de ocio (viendo tv u otras actividades que no impliquen gran gasto calórico) o en el trabajo (estar sentado en frente de un escritorio); es por esto que algunas personas han incluso dicho que el estar sentado durante muchas horas es el nuevo “tabaquismo” de nuestra generación, ya que esta actitud tan común entre nosotros y aparentemente inofensiva se asocia según algunos estudios con el 6,9% de las muertes a nivel mundial. Se ha acumulado evidencia sobre las consecuencias negativas de la salud de las personas que están expuestas a permanecer mucho tiempo sentadas durante su periodo laboral. Experimentos previos demuestran que hay un mayor deterioro metabólico, de la presión arterial y en la homeostasis de personas que no hacen pausas cortas de actividad física durante su trabajo diario.

La sedestación es la posición más cómoda para ejecutar trabajo, ya que requiere un mínimo esfuerzo, pero esta puede ser nociva para la salud si no se cuenta con un ambiente adecuado para realizarla: adecuada silla, mesa y espacio para cambiar de posición. Ante esta problemática se han comenzado a implementar medidas más ergonómicas, buscando que mientras la persona permanezca en sedestación, las repercusiones sobre su salud sean mínimas.

Recomendaciones:
1. Cambios físicos en el lugar de trabajo: Los escritorios que tienen la posibilidad de cambiar su altura para que el usuario tome diferentes posiciones desde estar sentado a estar totalmente parado, mostraron disminuir notablemente el tiempo en el día que se está expuesto a la sedestación. Esta metodología no influyó en el rendimiento laboral ni en los síntomas musculoesqueléticos, pero no se ha demostrado que solo la bipedestación disminuya el riesgo cardiovascular porque no hay una gran diferencia en el gasto de energía comparado con sedestación.
2. Caminar durante los tiempos de descanso: La introducción de una actividad como caminar durante el tiempo libre en el trabajo, como en el tiempo de almuerzo, no demostró ningún beneficio respecto a las horas en las que se está sentado en el trabajo, pero si hubo una pequeña diferencia frente al riesgo cardiovascular.
3. Información y asesoramiento: El asesoramiento oral mostró solo poca mejoría respecto a las horas del día en que se está sentado en el trabajo, mientas que la forma virtual no reportó ningún cambio sobre esto.
4. Forma correcta de sentado: La postura correcta es 90-90-90 - el ángulo de la espalda debe ser de 90 grados, el ángulo del muslo de la pierna debe ser de 90 grados, y el ángulo de la pierna - pie debe ser de 90 grados. Los requisitos adecuados del ambiente de trabajo son: *La altura del asiento de la silla debe ser regulable (adaptable a las distintas tipologías físicas de las personas). La ideal es la que permite que la persona se siente con los pies planos sobre el suelo y los muslos en posición horizontal con respecto al cuerpo o formando un ángulo entre 90 y 110 grados. La altura correcta del asiento es muy importante, ya que si ésta es excesiva se produce una compresión en la cara inferior de los muslos. Si el asiento es demasiado bajo, el área de contacto se reduce exclusivamente al glúteo (las piernas quedan dobladas hacia arriba cerrando el ángulo formado por los muslos y el cuerpo) provocando compresión vascular y nerviosa. *El respaldo de la silla también debe ser regulable en altura y ángulo de inclinación. La función del respaldo es facilitar soporte a la región lumbar de la espalda, por lo que debe disponer de un almohadillado que ayude a mantener la curvatura de la columna vertebral en esta zona. El respaldo conviene que llegue, como mínimo, hasta la parte media de la espalda, debajo de los omoplatos y no debe ser demasiado ancho en su parte superior para no restar movilidad a los brazos (42). Los reposa brazos son recomendables para dar apoyo y descanso a los hombros y a los brazos, aunque su función principal es facilitar los cambios de posturas y las acciones de sentarse y levantarse de la silla. *El asiento de la silla debe tener una superficie casi plana y el borde delantero redondeado para evitar la compresión en la parte inferior de los muslos. El uso de reposapiés permite el ajuste correcto de silla-mesa cuando la altura de la mesa no es regulable. Se recomienda que tenga una profundidad de 33 cm y una anchura de 45 cm.

Beneficios de la interrupción de la sedestación prolongada

Cuando se interrumpe la sedestación prolongada con periodos cortos de actividad física de intensidad leve o con la simple bipedestación se encontró que trae beneficios desde varios puntos de vista sobre diferentes riesgos, entre ellos:
·         Sobre la fatiga: Durante el periodo activo que realizan las personas en sus trabajos, los niveles de fatiga son menores respecto a las personas que no realizan estas pausas activas. La frecuencia cardiaca es más alta durante la fase activa respecto a la fase continua de sedestación, lo que disminuye de manera notoria el riesgo cardiovascular. En la fase sedentaria de los trabajadores se evidenció una disminución plasmática de Dihidroxifenilamina DOPA y un aumento de Dihidroxifenilglicol DHPA en plasma. En conclusión la interrupción de periodos prolongados de sedestación con fases activos, es efectivo contra la fatiga aguda.
·         Sobre la glicemia postprandial: La hiperglicemia postprandial es un riesgo cardiovascular para personas con Diabetes Mellitus tipo 2 así como para personas normoglicémicas. Disminuyendo la hiperglicemia postprandial mejora la inflamación y la actividad endotelial para terminar en la reducción del riesgo cardiovascular. Se ha demostrado que la glicemia es menor en condiciones de actividad física durante las horas de trabajo, comparado con la condición de estar sentado por mucho más tiempo sin periodos de descanso o con períodos cortos de bipedestación. No hubo diferencia frente a la sedestación prolonga y la interrupción de la misma solo con periodos cortos de bipedestación, se debe realizar una actividad física de intensidad leve como mínimo para impactar en los niveles séricos de glucosa y en la salud cardiovascular, esto se debe al aumento del requerimiento energético mientras se cambia de posición y se realiza la actividad física, dando como resultado disminución en el sustrato energético (glucosa) y mejoramiento en el nivel metabólico. En un estudio se vio una disminución aproximadamente del 16% de la glucosa postprandial en personas que interrumpían su trabajo durante dos minutos con actividad física de intensidad leve.
·         Sobre la función endotelial: El estar sentado mucho tiempo induce la disfunción endotelial y cambios en las fuerzas de cizallamiento, impactar sobre el tiempo que se está sentado con periodos cortos de actividad previene este daño. Se demostró que rompiendo ese periodo de sedestación prolongada impactaba en la actividad aterosclerótica.
·         Sobre el apetito y las hormonas intestinales: La interrupción de la sedestación prolongada no afecta el apetito ni la respuesta de las hormonas intestinales a la ingesta en un periodo de 5 horas, sin embargo durante los recesos activos se consume cierta cantidad de energía que posiblemente no será reemplazada después, contribuyendo así a la disminución en el peso.

Conclusiones

A partir de todos los artículos y publicaciones revisados y del material disponible en la actualidad, es evidente el daño asociado con los largos periodos de sedestación, al que ya la mayoría de las personas estamos expuestos, ya que nuestra vida diaria gira alrededor de actividades que demandan estar sentado mucho tiempo. Una de las necesidades más relevantes al revisar la bibliografía disponible sobre el tema es que hay grandes vacíos de conocimientos sobre el verdadero efecto del estar sentado durante periodos prolongados y como esto influye a nivel celular y la fisiopatología exacta de estos cambios, sin embargo se cuentan con algunas hipótesis basadas en conocimiento científico. Es importante resaltar que los efectos adversos asociados con estar sentado durante mucho tiempo no son del todo compensados o inhibidos por hábitos saludables como hacer ejercicio, lo que nos lleva a la paradoja de que hay personas sedentarias que pueden ser más saludables que aquellas que hacen ejercicio, esto en el caso de que las primeras evitaran permanecer periodos largos de tiempo en sedestación, así que nuestra salud debe ser vista de una manera holística , sabiendo que no se trata solo de hacer actividad física sino de adquirir hábitos de vida saludables en general. Los efectos adversos son amplios y algunos tienen impactos verdaderamente importantes en la morbimortalidad de las personas, desde deformidades en la columna, alteraciones metabólicas, hasta incluso mayor riesgo de cáncer de ovario, seno y colón. Cabe resaltar que la incidencia de estos efectos adversos se da en la población general, ya que es de esperar que si es un hábito que hace parte de la rutina de las personas a nivel global, las cifras de eventos adversos atribuibles a este efecto deben ser colosales, sin embargo, autores afirman que el sedentarismo en la forma de estar sentado durante periodos prolongados puede significar hasta un 6,9% de muertes tempranas a nivel mundial, lo cual no es para nada una cifra insignificante. A pesar de este riesgo emergente, es fácil hacer y tomar parte de las intervenciones y actividades disponibles para disminuir nuestro tiempo de sedentarismo, algunas de estas prácticas ya hacen parte de los programas de salud ocupacional de las compañías, el punto sobre el cual debe hacerse más fuerza, es la difusión masiva hacia la población general, de una cultura ergonómica y con más hábitos saludables.

Bibliografía