¿Puede protegernos una mascarilla quirúrgica de contagiarnos por
el coronavirus?
Las mascarillas quirúrgicas son paños de tela
que se sujetan a la cara mediante dos gomitas o lazos. Se llaman así porque son
precisamente las mascarillas que llevan los médicos cuando practican
intervenciones quirúrgicas y no están pensadas para proteger al que las lleva
de un virus que se transmite por el aire.
Robert Amler, ex-jefe médico de la agencia para
sustancias tóxicas y registro de enfermedades del CDD lo explica así:
Las mascarillas quirúrgicas están pensadas para
que cuando hables, estornudes o resoples no emitas pequeñas gotitas
microscópicas de saliva o mucosidad al aire que puedan ser respiradas por otra
persona. Esto aplica sobre todo si estás enfermo. El uso de mascarillas
quirúrgicas está muy extendido en la cultura oriental, particularmente en
Japón, como una medida de cortesía de las personas que tienen gripe o catarro.
También se usan para filtrar malos olores, e incluso como complemento de moda.
Las mascarillas quirúrgicas no protegen de los virus por dos
razones. La primera es que el tamaño de los virus es tan pequeño que puede
colarse por los agujeros de entre la tela. De todos modos tampoco lo necesita
porque las mascarillas quirúrgicas no son herméticas. Parte del aire que
respira el que las lleva se cuela por los laterales o los huecos a ambos lados
de la nariz. Por esa misma razón no son eficaces contra otros contaminantes
aéreos. Tampoco protegen las mucosas de nuestros ojos si una persona enferma
nos estornuda en la cara y sí, virus como el de la gripe pueden entrar al organismo
por ahí también.
Dicho esto, no hay nada de malo en llevar esas mascarillas.
Un estudio clínico realizado en
2008 demostró que las familias cuyos miembros usan mascarillas quirúrgicas
cuando alguien en casa tiene gripe tienen un 80% menos de posibilidades que las
familias que no las llevan. El matiz es que tienen que llevarlas todo el rato y
compaginarlas con una adecuada higiene. Hay que lavarse las manos con
frecuencia y evitar tocarse la cara, especialmente la nariz, la boca y los
ojos. Otros estudios realizados en residencias de estudiantes llegaron
a las mismas conclusiones.
El siguiente paso en la protección contra patógenos que se
transmiten por vía aérea son las máscaras o respiradores N95. Se llaman así
porque están diseñadas para contener el 95% de las partículas que flotan en el
aire.
¿Están
los virus dentro de ese 95%? La respuesta es clara: no.
La FDA explica que los filtros de los respiradores N95 están
pensados para contener partículas mayores de 0,3 micras. El virus de Wuhan, por
citar el caso de más actualidad, tiene un diámetro de 0,12 micras. En otras
palabras, los respiradores N95 tampoco protegen completamente de un virus que
se transmite por el aire, pero sí es cierto que ofrecen una protección mucho
mayor que la de las mascarillas quirúrgicas. Eso siempre y cuando se tome
algunas precauciones.
En las siguientes imágenes se muestra el tamaño de los virus y
la diferencia entre una mascarilla
quirúrgica y un respirador
La primera de esas precauciones es el ajuste. Los respiradores
N95 se ajustan muy firmemente a la cara y no dejan huecos. Hay que tener
especial cuidado al ponérselos porque al inspirar podemos abrir huecos por los
que entre el aire en lugar de hacerlo por los filtros diseñados precisamente
para parar las partículas.
Otro detalle importante es para los individuos que usan barba. La FDA explica lo siguiente:
Los respiradores N95 son realmente incómodos de usar. No solo van muy
apretados a la cara, sino que dan calor y dificultan la respiración. En algunas
personas con problemas respiratorios o cardíacos pueden hasta ser
perjudiciales. Si ya estás enfermo con algo como una gripe, llevar un
respirador N95 solo te complicará la vida aún más.
Elegir el respirador correcto
Hay dos grandes categorías de respiradores N95, los de uso
industrial y los de uso médico.
Los primeros se usan para trabajos en los que nos sometemos a
mucha contaminación atmosférica. Imagina algo como trabajar en un aserradero o
con productos químicos que emiten vapores tóxicos como algunos esmaltes o
pinturas. La FDA llama a estas máscaras Respiradores N95 para uso ocupacional.
Los respiradores N95 ocupacionales tienen algunas ventajas si
los vas a usar durante horas lijando madera. Están equipados con válvulas de
salida de aire pensadas para facilitar la respiración y evitar que nos den
mucho calor.
La FDA explica que estas válvulas de
exhalación son incompatibles con su uso médico. Por otra parte, los
respiradores N95 industriales no son de usar y tirar aunque sus filtros sí lo
sean. Eso significa que pueden acumular suciedad, humedad e incluso patógenos,
lo que a la larga los convierte en un caldo de cultivo que quizá no queramos
llevar en la cara.
Los respiradores N95 aprobados por la FDA para
uso médico son pequeños y siempre desechables. Externamente se diferencian de
las mascarillas quirúrgicas en que se ajustan perfectamente a la cara y en que
a menudo (no siempre) llevan una pieza que sobresale donde está el filtro
antipartículas.
Respiradores N95, P95, R95, N99 y Clase
100
Hay tres tipos de máscaras: N, P y R. Estas letras definen su grado de
resistencia a los aceites. Los filtros de las máscaras están fabricados con
sustancias que a menudo se degradan y pierden su eficacia en contacto con
hidrocarburos (piensa en vapores de derivados volátiles del petróleo como la
gasolina). Los filtros tipo N no resisten las partículas oleosas. Los tipo P
resisten estas partículas hasta cierto punto, y los tipo R las resisten
perfectamente. Esta clasificación es importante si vas a trabajar en una
industria donde hay muchos contaminantes basados en hidrocarburos. A efectos
médicos da igual agua que aceite.
Junto a la letra hay un número que determina el grado de
protección contra las partículas que flotan en el aire. Sí, hay respiradores
que protegen contra el 99% de las partículas, y hasta el 100%. Se usan en
lugares como laboratorios farmacéuticos donde se trabaja con sustancias que son
extremadamente tóxicas en estado puro como las que se usan para elaborar
fármacos contra el cáncer.
¿Cómo saber si un respirador es realmente bueno? Todos los respiradores aprobados para uso
industrial o sanitario en Estados Unidos deben estar homologados por El
Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH por sus siglas
en inglés). Se trata de la agencia federal estadounidense (dependiente del CDC)
que se encarga de prevenir enfermedades y lesiones en entornos de trabajo.
Si estás pensando en comprar un respirador,
distinguir uno homologado de una copia barata es tan fácil como fijarte en las
letras del exterior. Los respiradores homologados deben llevar un número de
aprobación del NIOSH, y normalmente llevan el logotipo de la agencia (o la
palabra NIOSH en mayúsculas). También se recomienda que lleven un número de
lote, de modelo, y los datos del fabricante. Por último llevan siempre visible
el número que indica el tipo y porcentaje de protección.
En la siguiente imagen se muestra la
información que debe llevar un respirador
Usar un filtro N100 no te hace inmune a los
virus. Pueden seguir entrando a través de tus ojos o llegar a ti si no
mantienes una correcta higiene y te tocas mucho la nariz. De todos modos
tampoco es necesario. Como ya explicamos en esta infografía el Coronavirus de
Wuhan no es una plaga tan mortal como parece por la cantidad de noticias sobre
ella (la gripe estacional es peor, solo que la conocemos mejor), pero tener a
mano algo de protección tampoco está de más. Al menos podremos barnizar la mesa
del salón con total seguridad.
Bibliografía:
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