domingo, 1 de marzo de 2020

¿Puede protegernos una mascarilla quirúrgica de contagiarnos por el coronavirus?


¿Puede protegernos una mascarilla quirúrgica de contagiarnos por el  coronavirus?

Las mascarillas quirúrgicas son paños de tela que se sujetan a la cara mediante dos gomitas o lazos. Se llaman así porque son precisamente las mascarillas que llevan los médicos cuando practican intervenciones quirúrgicas y no están pensadas para proteger al que las lleva de un virus que se transmite por el aire.

Robert Amler, ex-jefe médico de la agencia para sustancias tóxicas y registro de enfermedades del CDD lo explica así:

Las mascarillas quirúrgicas están pensadas para que cuando hables, estornudes o resoples no emitas pequeñas gotitas microscópicas de saliva o mucosidad al aire que puedan ser respiradas por otra persona. Esto aplica sobre todo si estás enfermo. El uso de mascarillas quirúrgicas está muy extendido en la cultura oriental, particularmente en Japón, como una medida de cortesía de las personas que tienen gripe o catarro. También se usan para filtrar malos olores, e incluso como complemento de moda.

Las mascarillas quirúrgicas no protegen de los virus por dos razones. La primera es que el tamaño de los virus es tan pequeño que puede colarse por los agujeros de entre la tela. De todos modos tampoco lo necesita porque las mascarillas quirúrgicas no son herméticas. Parte del aire que respira el que las lleva se cuela por los laterales o los huecos a ambos lados de la nariz. Por esa misma razón no son eficaces contra otros contaminantes aéreos. Tampoco protegen las mucosas de nuestros ojos si una persona enferma nos estornuda en la cara y sí, virus como el de la gripe pueden entrar al organismo por ahí también.

Dicho esto, no hay nada de malo en llevar esas mascarillas. Un estudio clínico realizado en 2008 demostró que las familias cuyos miembros usan mascarillas quirúrgicas cuando alguien en casa tiene gripe tienen un 80% menos de posibilidades que las familias que no las llevan. El matiz es que tienen que llevarlas todo el rato y compaginarlas con una adecuada higiene. Hay que lavarse las manos con frecuencia y evitar tocarse la cara, especialmente la nariz, la boca y los ojos. Otros estudios realizados en residencias de estudiantes llegaron a las mismas conclusiones.

El siguiente paso en la protección contra patógenos que se transmiten por vía aérea son las máscaras o respiradores N95. Se llaman así porque están diseñadas para contener el 95% de las partículas que flotan en el aire.

¿Están los virus dentro de ese 95%? La respuesta es clara: no.

La FDA explica que los filtros de los respiradores N95 están pensados para contener partículas mayores de 0,3 micras. El virus de Wuhan, por citar el caso de más actualidad, tiene un diámetro de 0,12 micras. En otras palabras, los respiradores N95 tampoco protegen completamente de un virus que se transmite por el aire, pero sí es cierto que ofrecen una protección mucho mayor que la de las mascarillas quirúrgicas. Eso siempre y cuando se tome algunas precauciones.

En las siguientes imágenes se muestra el tamaño de los virus y la diferencia entre una  mascarilla quirúrgica y un respirador






La primera de esas precauciones es el ajuste. Los respiradores N95 se ajustan muy firmemente a la cara y no dejan huecos. Hay que tener especial cuidado al ponérselos porque al inspirar podemos abrir huecos por los que entre el aire en lugar de hacerlo por los filtros diseñados precisamente para parar las partículas.

Otro detalle importante es para los individuos que usan barba. La FDA explica lo siguiente:

Los respiradores N95 son realmente incómodos de usar. No solo van muy apretados a la cara, sino que dan calor y dificultan la respiración. En algunas personas con problemas respiratorios o cardíacos pueden hasta ser perjudiciales. Si ya estás enfermo con algo como una gripe, llevar un respirador N95 solo te complicará la vida aún más.

Elegir el respirador correcto

Hay dos grandes categorías de respiradores N95, los de uso industrial y los de uso médico.

Los primeros se usan para trabajos en los que nos sometemos a mucha contaminación atmosférica. Imagina algo como trabajar en un aserradero o con productos químicos que emiten vapores tóxicos como algunos esmaltes o pinturas. La FDA llama a estas máscaras Respiradores N95 para uso ocupacional.

Los respiradores N95 ocupacionales tienen algunas ventajas si los vas a usar durante horas lijando madera. Están equipados con válvulas de salida de aire pensadas para facilitar la respiración y evitar que nos den mucho calor.

La FDA explica que estas válvulas de exhalación son incompatibles con su uso médico. Por otra parte, los respiradores N95 industriales no son de usar y tirar aunque sus filtros sí lo sean. Eso significa que pueden acumular suciedad, humedad e incluso patógenos, lo que a la larga los convierte en un caldo de cultivo que quizá no queramos llevar en la cara.

Los respiradores N95 aprobados por la FDA para uso médico son pequeños y siempre desechables. Externamente se diferencian de las mascarillas quirúrgicas en que se ajustan perfectamente a la cara y en que a menudo (no siempre) llevan una pieza que sobresale donde está el filtro antipartículas.

Respiradores N95, P95, R95, N99 y Clase 100

Hay tres tipos de máscaras: N, P y R. Estas letras definen su grado de resistencia a los aceites. Los filtros de las máscaras están fabricados con sustancias que a menudo se degradan y pierden su eficacia en contacto con hidrocarburos (piensa en vapores de derivados volátiles del petróleo como la gasolina). Los filtros tipo N no resisten las partículas oleosas. Los tipo P resisten estas partículas hasta cierto punto, y los tipo R las resisten perfectamente. Esta clasificación es importante si vas a trabajar en una industria donde hay muchos contaminantes basados en hidrocarburos. A efectos médicos da igual agua que aceite.

Junto a la letra hay un número que determina el grado de protección contra las partículas que flotan en el aire. Sí, hay respiradores que protegen contra el 99% de las partículas, y hasta el 100%. Se usan en lugares como laboratorios farmacéuticos donde se trabaja con sustancias que son extremadamente tóxicas en estado puro como las que se usan para elaborar fármacos contra el cáncer.

¿Cómo saber si un respirador es realmente bueno?  Todos los respiradores aprobados para uso industrial o sanitario en Estados Unidos deben estar homologados por El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH por sus siglas en inglés). Se trata de la agencia federal estadounidense (dependiente del CDC) que se encarga de prevenir enfermedades y lesiones en entornos de trabajo.

Si estás pensando en comprar un respirador, distinguir uno homologado de una copia barata es tan fácil como fijarte en las letras del exterior. Los respiradores homologados deben llevar un número de aprobación del NIOSH, y normalmente llevan el logotipo de la agencia (o la palabra NIOSH en mayúsculas). También se recomienda que lleven un número de lote, de modelo, y los datos del fabricante. Por último llevan siempre visible el número que indica el tipo y porcentaje de protección. 

En la siguiente imagen se muestra la información que debe llevar un respirador


Usar un filtro N100 no te hace inmune a los virus. Pueden seguir entrando a través de tus ojos o llegar a ti si no mantienes una correcta higiene y te tocas mucho la nariz. De todos modos tampoco es necesario. Como ya explicamos en esta infografía el Coronavirus de Wuhan no es una plaga tan mortal como parece por la cantidad de noticias sobre ella (la gripe estacional es peor, solo que la conocemos mejor), pero tener a mano algo de protección tampoco está de más. Al menos podremos barnizar la mesa del salón con total seguridad.



Bibliografía:




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